De jerarquías universitarias
Lucha de clases (altas) en Estados Unidos, y lo que quiere decir dónde has ido a la universidad
Hoy no voy a hablar de las elecciones, porque la verdad, estamos saturados. Mañana es el debate de VPs y volveremos a la política. Por desgracia.
El sistema de educación superior en Estados Unidos es (como muchas cosas en este país) innecesariamente complicado, obstinadamente opaco y absurdamente clasista. No es tanto un sistema como una aglomeración de modelos educativos compitiendo entre sí de manera caótica. Es un modelo barroco, regresivo hasta decir basta y capaz de lo mejor y lo peor.
Estados Unidos tiene, con mucha, mucha diferencia, las mejores universidades del mundo, tanto en personal, como presupuestos, como calidad de la formación, como en instalaciones, como en educación ofrecida. Saber cuáles son y qué significa haber atendido a una de ellas es complicado, y forma parte del elaborado sistema de instituciones y tradiciones que definen cómo clase social y privilegio son definidos en este país.
Las universidades americanas, el sistema universitario, tiene una jerarquía casi incomprensible para un europeo. En España, un título universitario tiene más o menos el mismo valor venga de la universidad que venga. Hay algunas universidades que están un poco mejor financiadas y tienen departamentos con mejor reputación académica que otras, y hay un cierta “segunda división” de universidades privadas. Fuera de un par de escuelas de negocios elitistas de veras (Deusto y ESADE), la variación es bastante limitada. En otros países europeos hay 4-5 universidades que son de “primera” (Oxford, Cambridge, LSE, Imperial en Reino Unido, grande écoles en Francia) y el resto son todas más o menos parecidas.
En Estados Unidos esto es… bastante más complicado. Primero, hay muchos modelos universitarios distintos; es un mercado abierto, muy poco regulado, y donde hay realmente de todo. Segundo, porque las universidades definen mucho más a qué clase social perteneces económica y culturalmente, y en una sociedad tan desigual y estratificada como la americana, eso requiere mucha especialización.
Hablemos, entonces, de jerarquía universitaria.
La cima: Ivy League
Empezaremos por la cima, las Ivy League: Harvard, Yale, Pennsylvania, Princeton, Columbia, Brown, Darmouth, y Cornell, casi todas fundadas antes de la creación del país (Cornell es la única excepción). Todas están en el noreste del país, la mayoría en Nueva Inglaterra, y casi todas trazan su fundación a una denominación protestante tradicional americana (excepto Cornell).
Las Ivies son donde va la élite de Estados Unidos, los hijos de la clase alta y muy, muy alta de toda la vida que vienen de familias que mandan y que saben que cuando sean mayores van a mandar. Aunque en teoría el acceso a una Ivy es selectivo y ser hijo-de-un-Kennedy no te garantiza nada (y en las más ricas la educación es totalmente gratuita si vienes de una familia “normal”), a la práctica las pruebas de acceso acaban filtrando a los hijos de las élites del país. Esto no quiere decir que no sean chavales brillantes, por cierto; en mi (corta) estancia en Yale (como visitante) siempre tuve la certeza que era el tipo más tonto de la clase con diferencia. Aun así, son instituciones elitistas, de clase alta y para la clase alta, y que esperan colocar a sus alumnos en los sitios más altos de la industria, cultura, política y judicatura del país.
¿Hasta qué punto las Ivies son dominantes? Los nueve jueces del tribunal supremo (hasta la muerte de RBG) venían de Harvard o Yale. La judicatura es especialmente elitista, pero los altos rangos sociales americanos están infestados de esta gente.
Como no podía ser menos, incluso en las Ivies hay clases. En el zénit está Harvard, una universidad de la que sus estudiantes hablan sobre como “dropping the H-Bomb” (decir que has estudiado ahí) te abre puertas mágicamente. En un segundo escalón están seguramente Yale, Columbia, Penn y Princeton. Brown y Darmouth son un poco como Hufflepuff, y todos fingen que Cornell no existe. Las Ivy más ricas son absurdamente ricas; Harvard tiene un endowment (dotación financiera; los fondos de la universidad) de más de 38.000 millones de dólares; Yale 29.000, Princeton 26.000. Hay veces que realmente ni saben en lo que gastar el dinero.
Por supuesto, la matricula es increíblemente cara en todas (más de 50.000 al año) pero la ayuda financiera para las (escasas) familias de clase media es muy generosa. En Yale, si tus padres ganan menos de 100.000 al año, tu educación es gratuita. Las titulaciones disponibles varían mucho de una a otra; Harvard tiene casi de todo, mientras que Brown o Darmouth son más de humanidades.
Nótese, por cierto, que son todas organizaciones sin ánimo de lucro (casi todas las universidades “de nivel”) lo son así que no pagan impuestos, cosa que no hace muy felices a las ciudades que las albergan. Son casi todas bastante pequeñas, con menos de 10.000 estudiantes de licenciatura (excepción: Cornell - y sí, ahora entendéis el complejo de inferioridad de ese personaje en The Office) y muchos estudiantes de postgrado.
Las casi-Ivies
Este es un grupo reducido y un tanto nebuloso de universidades que, aunque no están formalmente en la Ivy League, tienen un nivel de prestigio comparable en todas o en muchas de sus titulaciones. Las dos que están seguro en esta lista son el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y Stanford; un poco de rebote entran quizás la universidad de Chicago y Duke. Son un poco menos elitistas que sus colegas “oficiales”, pero ser un ingeniero del MIT o Stamford te abrirá puertas en casi cualquier empresa del país. Tienen cantidades casi igual de obscenas de dinero y, en el caso del MIT y Stamford, colecciones insultantes de premios Nóbel.
El ambiente en los campus es menos socialmente aristocrático, y tienden a tener menos alumnos que vienen de “old money” y más hijos de ingenieros, empresarios, y chavales de clase media brillantes. Son extremadamente internacionales y una de las piezas clave del prodigioso sistema de atracción de talento y cerebros de todo el mundo a Estados Unidos.
Universidades privadas de prestigio:
Estas son universidades no tan famosas ni ricas como las ivies y con menos trepas y elegidos para la gloria entre sus alumnos ilustres, pero son la clase de instituciones que dicen que eres de una familia bien, con criterio y ganas de ser un ciudadano respetable y cabal en tu comunidad. Como todo lo elitista en este país, muchas están por Nueva Inglaterra. Hablamos de sitios como Amherst, Vassar, Trinity, Tufts o Weslyan (y sí, Ted Mosby viniendo de Weslyan es también un chiste intraducible), Georgetown, Tulane, Vassar, Vanderbilt o Boston College.
Quién entra en esta clasificación y quién no es siempre motivo de debate y esnobismo, a veces anclado en prejuicios antiguos. En este grupo, por ejemplo, caen las universidades católicas más antiguas del país (Notre Dame, Georgetown, Boston College), que no pueden ser Ivy League al ser papistas. Entran también universidades muy pequeñas, pero con una tradición de patrones y alumnos acaudalados muy extensa, varias universidades que habían sido sólo para mujeres, y unos cuantos Hufflepuff sólo para humanidades. Hay también algunas instituciones académicamente extraordinarias (Hopkins, Tulane) pero que no son de la élite clásica así que se quedan por aquí abajo.
Venir de una universidad de esta lista te abre muchas puertas, ya que es señal de que has sido buen estudiante (no son sitios para patanes), eres alguien con suficiente “cultura” como para saber que eran buenas inversiones, y son lo suficiente ricas y prósperas para tener redes de exalumnos potentes y conocidos.
Categoría especial: universidades superespecializadas:
Esta es una categoría peculiar, porque sólo se aplica a ciertas titulaciones muy concretas. El ejemplo típico es cine, donde hay un montón de universidades que ofrecen el título, pero tres universidades que “cuentan” (Emerson, NYU, USC). Algo parecido sucede en teatro (Juilliard, Yale, NYU) y en otras disciplinas.
Estas instituciones son muy caras, muy selectivas (si quieres ser actor de Broadway, más te vale ser bueno) y a menudo sólo conocidas y reconocidas como tal en el mundillo en que son importantes. Abren puertas en su sector, pero no en otros sitios.
Categoría especial: Black Ivies
Estas son universidades tradicionalmente para estudiantes negros (fruto de la segregación racial imperante en la educación superior en todo el país hasta hace pocas décadas), casi todas fundadas tras la guerra civil. Son instituciones con cierto prestigio y con una red de exalumnos fuertísima. Hablamos de sitios como Howard (de donde viene Kamala Harris), Dillard, Morehouse o Tuskegee.
Universidades públicas de primer nivel:
Este es el grupo de universidades públicas de más categoría. Son todas estatales, a menudo las niñas mimadas de los políticos locales (los legisladores estatales casi siempre salen de ellas). Muchas de ellas son land grant universities (nacidas de la cesión de terrenos federales para financiarlas), y por eso son más comunes en el oeste y medio-oeste.
Las clásicas, y más conocidas, son Michigan, California (y sus nueve campus- Berkeley, Santa Barbara, Davis…), North Carolina, Texas, Virginia, y Vermont (porque son unos raros). Según a quien preguntas se pueden añadir otras parecidas (Wisconsin, Uconn, Ohio State…) pero en general siguen un patrón similar. Son universidades enormes para lo habitual en Estados Unidos (Michigan tiene 50.000 estudiantes), tienen presupuestos colosales para los estándares de cualquier universidad europea (Michigan está sobre los 9.000 millones anuales, o 18 veces el presupuesto de la Complutense) y están obsesionadas con sus equipos deportivos universitarios.
Estas son las universidades de la clase media-alta “normal” en Estados Unidos, no los intelectuales con ínfulas de las mini-ivies o la élite de las ivies. Al ser públicas, la educación está parcialmente subvencionada, pero no son baratas en absoluto. Un año en UConn o en una universidad similar te puede costar 18.000-20.000 tranquilamente (alojamiento aparte) si eres del estado, y bastante más si vienes de fuera. Si en las mini-ivies tienes médicos, abogados, profesores de literatura, arquitectos, periodistas, y otra gente que te mira por encima del hombro, de las flagship públicas te salen los contables, ingenieros, pequeños empresarios, cuadros medios de grandes empresas, y pequeña burguesía en general. Todos ellos están muy orgullosos de su universidad, siguen fanáticamente a sus equipos en las ligas universitarias y donan dinero de vez en cuando.
Universidades públicas de segundo nivel:
Aquellas públicas que no son flagships, las niñas pobres del presupuesto. En Connecticut, un estado que es tan clasista como el que más, son las “State Schools” (Southern Connecticut State, Central Connecticut State…), más pequeñas, peor financiadas, y con títulos que te valoran bastante menos. Cuestan menos dinero, son más “flexibles”, y dan “oportunidades” a quienes no “pueden permitirse” Uconn, que es otra forma de decir que son para pobres.
Esta es la universidad clásica de alumnos que son los primeros de su familia en ir a la universidad, o bien de clase media-media sin aspavientos. Es donde salen los funcionarios estatales, contables y directivos de pequeñas empresas, y en general la gente que le va bien pero que conduce un Chevy nuevo o un BMW de segunda mano.
Al principio me sorprendía esto de que el presupuesto público se distribuyera así, y que hubiera universidades públicas de primera y de segunda, y lo comentaba a menudo. Los legisladores estatales me miraban como si fuera un marciano.
Universidades privadas “modestas”:
Estas son las privadas que cobran como una mini-Ivy pero no te dan un título con la marca de prestigio social de estas. Son funcionalmente equivalentes a las públicas en calidad de enseñanza (de primer o segundo nivel, dependiendo de donde te toque), pero tienen un prestigio social un poco menor, ya que son menos selectivas. En este grupo ya hay algunas universidades con ánimo de lucro, pero son las menos. El alumnado es parecido al de las públicas de segundo nivel, pero a menudo con más estudiantes de color.
Community College
Estas son las universidades públicas realmente baratas, de horario flexible, que ofrecen sobre todo diplomaturas y el equivalente a ciclos de grado superior. No tienen un equivalente directo en España.
Aunque las he puesto al final de la lista, lo cierto es que son algunas de las instituciones más infravaloradas del país. Estas son las universidades que sí que dan servicio a gente con pocos recursos, son asequibles, tienen horarios y programas diseñados para fomentar la movilidad social y sirven a menudo como un primer paso para completar la licenciatura en una pública de mayor nivel.
Por supuesto, son también la clase de instituciones que son maltratadas sistemáticamente, horrendamente mal financiadas y ninguneadas, por mucho que todos los datos indiquen que el retorno de inversión en ellas es enorme.
Sí, Community es en un community college de este estilo, y sí, esa es parte de la gracia de la serie.
Depredadores privados:
Los piratas, la escoria del sistema universitario americano; instituciones con ánimo de lucro que a menudo se concentran en intentar atraer a estudiantes con pocos recursos y sacarles tanto dinero como pueden antes de darles un título que no les sirve para nada. Los casos de fraude abundan; uno de los clásicos es “posar” como una universidad, convencer a estudiantes que pidan becas y se endeuden hasta las cejas, y después largarte con el dinero. La administración Obama puso coto a los peores abusos así que los peores chiringuitos han ido desapareciendo, pero son uno de esos ejemplos gloriosos de la enorme industria en Estados Unidos destinada a joder a los pobres.
Conclusión: un sistema complicado
El sistema universitario americano es complicadísimo, y muy, muy difícil de navegar.
El último año de instituto, si un chaval quiere ir a la universidad, tiene que hacer unos exámenes “objetivos” de capacidad cognitiva así en general (los SAT, que son otro mundo de rarezas) y enviar solicitudes de ingreso a todas aquellas universidades a las que quiere asistir. Cada solicitud cuesta dinero (sobre unos $100) y requiere papeleo y cosas distintas (desde ensayos hasta historias de tu vida). Saber dónde quieres ir es complicado, saber dónde te van a aceptar más, y que te cojan donde quieres ni te digo.
Obviamente, si tus padres han ido a la universidad y conocen el sistema, es mucho más fácil. Si vas a un colegio donde casi todo el mundo irá a la universidad, también. Y si eres blanco es más probable que se cumplan ambas cosas, como siempre.
Estados Unidos es ese país donde todo el mundo dice ser de clase media, pero donde la clase social está más en el centro de tu vida que en cualquier lugar que conozco.
Que libro o guía recomienda a los padres para apoyar a los hijos desde pequeños y puedan ir a la universidad ?