Este fin de semana nuestro senador por West Virginia favorito y el Guía Supremo de los Destinos del Universo Conocido Joe Manchin aparentemente hizo saltar por los aires las negociaciones de BBB, esa dichosa ley de la que llevamos hablando meses y meses. Lo hizo, además, del modo más ofensivo posible para el sector progresista del partido, una entrevista en Fox News, y publicando un comunicado donde decía que todo mal, era hora de abandonar toda esperanza, y que ya nos vale que lo tratemos tan mal.
Como era de esperar, hubo pánico en Twitter, y los tradicionales gritos de “emosido engañado” de la izquierda demócrata. Los periodistas, opinionólogos y columnistas del país decretaron la muerte de la agenda de Biden y el fin de su presidencia tal como lo conocemos. Los titulares hablaron sobre guerra abierta, caos y traición.
Eso fue el domingo. El lunes, Manchin hablaba con Biden por teléfono. Ayer martes, los senadores demócratas se reunieron para escuchar sus objeciones, y seguir negociando.
La danza del senador rebelde
Todo esto era esperable. Para empezar, BBB ha “muerto”, según los analistas, unas catorce veces este año; Manchin dice cosas parecidas con cierta frecuencia, y todo el mundo parece olvidarlo a los pocos días de que vuelvan a negociar. Para Manchin, esto es una estrategia política deliberada y racional; Trump ganó su estado por 39 puntos, así que tiene que hacer todo lo posible para dejar claro que va a la suya, no se casa con nadie, y es independiente.
Lo que me parece más relevante, sin embargo, es que las objeciones de Manchin a la ley no son absurdas, y que muchos de los cambios que propone tienen sentido, sea desde el punto de vista político, haciéndola más popular, o desde el punto de vista legislativo, haciéndola más efectiva.
Uno de los problemas que tiene BBB, en su formato actual, es que intenta hacer muchas cosas (¡guarderías! ¡bajas por enfermedad! ¡cambio climático! ¡mejoras a Obamacare! ¡créditos para familias!), pero no hace casi nada demasiado bien. Los moderados del partido (incluyendo el mismo Manchin) han limitado el coste del paquete a dos billones de dólares en diez años, en vez de los 3,5 billones propuestos por Biden. En vez de hacer lo lógico y razonable que sería escoger tres o cuatro prioridades y hacerlas bien, los demócratas han mantenido casi toda la lista de medidas dentro de la ley, pero o bien han reducido su duración (créditos familiares, pero sólo un año más) o su tamaño.
Manchin se queja, y con razón, que esto es muy mala idea. Para empezar, estás creando programas de gasto que duran de dos a cinco años y pagándolos con impuestos que piensas recaudar en diez, una forma bastante irresponsable de gobernar. Segundo, estás creando programas que funcionarán mal, porque no tienen suficientes recursos, o que se quedaran a medias y tendrás que volver a pelear por ellos en el siguiente congreso. Es preferible coger las mejores propuestas, financiarlas durante diez años, y poder seguir adelante, sin tener que relitigarlos de aquí dos o cuatro años en un congreso que quizás ya no controles.
Aparte de la estructura de la ley en sí, Manchin parece tener buenos instintos sobre qué preservar. La semana pasada ofreció a Biden aprobar la ley incluyendo guarderías gratuitas, reforzar Obamacare y mantener prácticamente todo el programa medioambiental pactado, pero excluía el crédito de $300 mensuales para familias con hijos. Resulta que la sanidad es una de las medidas más populares de todo el paquete junto con las guarderías, y Manchin parece entender lo importante que es combatir el cambio climático. Los pagos directos a las familias, mientras tanto, son mucho menos populares de lo que creía, así que quiere eliminarlos. Manchin, además, insiste en subir los impuestos a los ricos, una provisión que es inmensamente popular entre el electorado.
Desde luego, si yo tuviera que escoger, una ley de BBB “entera” con un coste de 3,5 billones en diez años sería mucho mejor que lo que está pidiendo Manchin. Los pagos directos a las familias quizás no sean demasiado populares, pero son muy buena idea desde el punto de vista de políticas públicas. La versión de Mitt Romney del año pasado sería una muy buena alternativa, si Manchin quiere una versión más limitada sin aumentar el déficit.
Que no tengamos esa ley es, en gran medida, por culpa del senador mediano de la cámara alta, pero la versión recortada que él propone es mejor, en muchos aspectos, a la ensalada de medias tintas que es la versión de BBB salida de la cámara de representantes.
Mi sensación es que esto los progresistas lo saben, aunque no quieran reconocerlo en voz alta. Manchin es un villano útil para racionalizar la ley, y las críticas progresistas a su vez ayudan a Manchin en West Virginia. A todo el mundo le interesa aprobar algo, y hacerlo de la manera más ruidosa posible.
Creo que tendremos BBB, allá por febrero o marzo - y que, aunque perderemos cosas que me gustan, será una buena ley. Veremos.
Pausa navideña
Me voy a tomar unos días libres, así que entre hoy y fin de año, no esperéis recibir gran cosa desde Four Freedoms. Ha sido un año intenso y, dejando una semana en Vermont, no he parado desde enero. Como hicimos en verano, dejaré las suscripciones suspendidas hasta que vuelva.
Espero que paséis unas felices fiestas, os pongáis el refuerzo de la vacuna de COVID como antes mejor, y que os cuidéis mucho. Hablamos el año que viene.
Bolas extra
Si queréis lecturas interesantes estos días, permitidme recomendaros cinco autores que sigo religiosamente estos días. Creo que los he enlazado y mencionado a todos alguna vez, pero así tenéis un recordatorio:
Dan Pffeifer, un ex-consejero de Obama, tiene un boletín estupendo. No siempre estoy de acuerdo con él, pero es sensato.
James Fallows empezó en política escribiendo discursos para Jimmy Carter, y ha sido reportero en el Atlantic durante muchos años. Es un escritor maravilloso y su boletín es eclético y siempre interesante. Le encanta la aviación, por cierto, y escribe muy, muy bien sobre ella.
Noah Smith, economista, inteligentísimo, y con un boletín lleno de buenas ideas.
El blog de Alon Levy, Pedestrian Observations, sobre costes de infraestructuras y gestión de redes ferroviarias.
A Collection of Unmitigated Pedantry es el extraordinario blog de Bret Devereaux, un historiador militar que escribe sobre guerras, instituciones, series, videojuegos, e historia en general. Está extraordinariamente bien escrito, y su artículo sobre el Victoria II de Paradox explica el origen y consecuencias de la primera guerra mundial es de lo mejor que he leído en cualquier parte este año.
Por cierto, si os gusta Four Freedoms, recordar que podéis suscribíos. Faltaría.