La última vez que hablamos de Bridgeport fue tras las últimas elecciones a la alcaldía en la ciudad. Joe Ganin, en el cargo entre 1991 y 2003 y reelegido en el 2015 (tras un breve paréntesis de siete años de cárcel debido a 16 delitos de corrupción), se impuso en las primarias contra la senadora estatal Marilyn Moore1en unos comicios llenos de irregularidades. Lo expliqué con cierto detalle aquí:
Aunque las elecciones fueron obviamente corruptas, las leyes electorales de Connecticut sólo exigen su repetición si hay pruebas suficientes para demostrar la existencia de suficientes votos fraudulentos para cambiar el resultado final. El juez que investigó el caso señaló que era obvio que hubo múltiples (y obvias) irregularidades, pero no encontró suficientes votos para una repetición, así que Ganim siguió en el cargo. Tres miembros de la campaña de Ganim acabaron imputados por delitos electorales sobre esas elecciones en mayo de este año.
La vida sigue igual
Durante los cuatro años siguientes, Joe Ganim siguió haciendo su trabajo con esa inefable mezcla de incompetencia, arrogancia, catetismo y corrupción de bajo nivel que ha caracterizado su carrera política.
Bridgeport, una ciudad que debería ser estupenda (al lado del mar, a una hora de Nueva York en tren, llena de parques preciosos) siguió con su peculiar obsesión de construir elefantes blancos inútiles, promover los peores usos del suelo que uno puede imaginar y tener una larga serie de escándalos de corrupción absurdos. Esta es la clase de sitio donde el jefe de policía acabó en la cárcel tras hacer trampas en el proceso de selección que le llevó al cargo, una concejal fue acusada de encubrir un homicidio en un bar de copas propiedad de la mafia abierto ilegalmente durante la pandemia2, y una variedad de legisladores estatales han acabado en la cárcel por varios casos de fraude electoral.
El chiste recurrente es que en Bridgeport hay dos partidos políticos, los demócratas y el FBI. El segundo es quien suele conseguir echar a la gente del cargo.
Este año había, otra vez, elecciones a la alcaldía de Bridgeport. Este año, otra vez, había un nutrido grupo de activistas, asociaciones cívicas y gente que cree tener a un patán como Ganim al frente de la ciudad, intentando derrotarle en primarias. Y este año, otra vez, los resultados son increíblemente dudosos, por no decir obviamente fraudulentos.
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