La primera vez que hablamos sobre Eric Adams en estas páginas fue a mediados del 2021. La ciudad de Nueva York, por aquel entonces, celebraba las primarias demócratas para la alcaldía, y dado que el partido republicano esencialmente se había autoextinguido, estos comicios iban a escoger, de facto, a su próximo gobernante.
Los líderes demócratas, en un conato de reformismo incontrolado, habían decidido implementar un sistema de voto preferencial en las primarias con la intención de hacer el proceso más inclusivo y transparente. En un ejemplo más sobre eso de que el camino al infierno está adoquinado con buenos propósitos1, lo que acabaron teniendo fue trece candidatos semidesconocidos, aunque nadie supiera qué pensaba o de dónde habían salido.
Tras una campaña esperpéntica en la que el pánico de los medios tras varios homicidios en el metro hizo que sólo se debatiera sobre crimen y lo mucho que todos se oponían a eso de defund the police2, los neoyorquinos acabaron por nominar a la alcaldía a Eric Adams, presidente del borough de Brooklyn, excapitán de policía, afroamericano, y moderado vociferante contra todo lo que sonara demasiado progre.
Ya entonces Eric Adams tenía cierta reputación de cantamañanas. Siempre había sido la clase de político más preocupado de salir en los medios que en construir consensos y tomar decisiones; sus únicos cargos de importancia anteriores habían sido legislador estatal, donde aparte de publicidad no aportó gran cosa, y presidente del borough de Brooklyn, algo que suena importante pero que tiene bien poco poder. El hombre nunca ha parecido entender demasiado sobre políticas públicas, y siempre ha sido visto como un tipo un tanto deshonesto, tendiente a la fábula y exageración. También siempre se había dicho que tenía amigotes un poco extraños.
El alcalde y sus amigos
Han pasado tres años, y resulta que esas sospechas que tenía todo el mundo sobre Eric Adams no iban del todo desencaminadas. Durante los últimos meses, no ha habido semana en que no hubiera alguna agencia estatal o federal anunciando una investigación criminal contra algún departamento o alto cargo de la ciudad de Nueva York, todos, sin excepción, nombrados por Adams. Esta es una lista parcial de todas las investigaciones federales que ahora mismo implican a la alcaldía:
Caso Caban: empecemos por el más sonado. El hermano gemelo del jefe de la policía de Nueva York, James Caban, ha sido cazado por la fiscalía vendiendo servicios de “consultoría” a clubes nocturnos de la ciudad, presuntamente a cambio de que el NYPD los dejara en paz. Edward Caban, el comisionado (y amigo personal de Adams), dimitió la semana pasada.
Caso hermanos Banks: el canciller de las escuelas públicas de la ciudad, David Banks, su hermando Phillip, teniente de alcalde, y su otro hermano Terence, ex-MTA, consultor, están siendo investigados por el FBI por dar pelotazos con contratos públicos, incluyendo una empresa de seguridad chunguísima para dar “servicios para inmigrantes”.
La trama turca: en una historia surrealista en extremo, la jefa de campaña de Adams está siendo investigada por recibir contribuciones ilegales del gobierno de Turquía para financiar su campaña electoral del 2021.
La conexión China: la fiscalía también está investigando la campaña por posibles contribuciones ilegales por parte del gobierno chino.
Estas son las investigaciones federales. Esperad, que hay más:
Tim Pearson: amigo personal y asesor de Adams, acusado de acoso sexual, por un lado, y de liarse a tortas en un albergue de inmigrantes.
Bomberos: dos jefes de bomberos han sido acusados de cobrar sobornos a cambio de “acelerar” inspecciones de incendios. Los beneficiarios son, casi todos, gente que donó dinero a Adams en su campaña electoral.
Edificios: el jefe del departamento que lleva las inspecciones de edificios también está siendo acusado de recibir sobornos para “acelerar” permisos de obra.
Adams personalmente no ha sido acusado de ningún delito, al menos hasta ahora. En una ciudad tan grande y complicada como Nueva York, no es demasiado extraordinario que haya escándalos de corrupción de vez en cuando, pero es inusual que haya tantos, y más con tanta gente cercana al alcalde.
Incompetencia
A la percepción de caos y la sombra de corrupción se le suma el hecho de que Adams está haciendo un trabajo absolutamente espantoso como alcalde. Es uno de los culpables de la increíblemente estúpida decisión de la gobernadora del estado, Kathy Hochul, de cancelar la tasa de congestión para entrar en Manhattan. Ha respondido con una mezcla de histerismo e incompetencia a la llegada de inmigrantes a la ciudad. Ha dado rienda suelta al NYPD para que hagan lo que quieran para combatir el crimen, cosa que ha acabado, previsiblemente, con el NYPD metiéndose en toda clase de fregados absurdos, incluyendo un tiroteo con cuatro heridos (uno crítico, por balazo en la cabeza) para detener a alguien que osó entrar en el metro sin pagar. No ha hecho nada para combatir el principal problema de la ciudad, el precio de la vivienda, y de hecho ha trabajado a menudo para bloquear proyectos inmobiliarios. Ha frenado decenas de proyectos para mejorar el transporte público y hacer la ciudad más agradable para peatones, y en general, ha gobernado como una parodia de un alcalde demócrata moderado e inoperante, bloqueando mucho y no liderando nada.
El resultado es que el tipo es increíblemente impopular; de hecho, el alcalde más impopular en décadas. Un sondeo de hace unos meses colocaba su intención de voto sobre el 16%. El hombre dice no preocuparse de las encuestas, pero su problema no son los sondeos; es que está haciendo un trabajo espantoso.
Peores gobernantes
Lo más delirante de todo este asunto es que Adams no es el peor gobernante en Nueva York; la gobernadora Kathy Hochul parece andar aún más perdida que él. Hablé sobre la tasa de congestión hace unos meses, y mi predicción es que era una decisión increíblemente estúpida, no sólo como medida de políticas de transporte, sino de comunicación política:
La tasa de congestión ha sido, como todas las tasas de congestión en todos los lugares en los que se ha implementado, una medida polémica. Aunque el porcentaje de personas que acceden a Manhattan en coche es increíblemente pequeño (un 5% de los residentes y un 16% de los que vienen de fuera), resulta que son una minoría vociferante, ruidosa y con dinero, y por lo tanto la mar de influyentes. Muchos son residentes de distritos representados por legisladores republicanos que los demócratas quieren derrotar en noviembre que se han opuesto a los peajes con el histerismo habitual del GOP estos días. (…)
Políticamente, la idea de que una “suspensión indefinida” le dará votos en esos distritos es absurda. Los votantes indignados (que son una minoría ínfima, insisto) con esta medida tendrán serias dudas sobre si será resucitada tras las elecciones, y los republicanos en esos escaños harán campaña sobre esos temores. En vez de convertir la polémica en un tema ganador (“ha entrado en vigor y funciona bien”) ha conseguido que esto se debata sin cesar durante los próximos seis meses en términos estrictamente negativos - y con el agravante que el 84% largo de votantes que no usa el coche tendrán motivos de sobra para estar igualmente indignados.
Esto es exactamente lo que ha acabado sucediendo. Los legisladores republicanos en los suburbios afectados están haciendo campaña poniéndose medallas, por un lado, por haber “derrotado” a los peajes y haber derrotado a Hochul. La gobernadora, mientras tanto, ha sido incapaz de identificar otra fuente de ingresos para la MTA, que anda hundida en una crisis fiscal colosal por su culpa. Eso ha irritado profundamente al bloque mucho más numeroso de gente que se mueve por Nueva York en transporte público, hundiéndola en las encuestas.
La paradoja de las presidenciales
Estos días circulaba un sondeo que tenía a Kamala Harris con doce puntos de ventaja sobre Donald Trump en Nueva York. Biden ganó el estado por 23 puntos, así que algunos observadores hablaban sobre cómo eso podía ser una mala señal para Harris y que quizás Trump podía llegar a ser competitivo en esos lares.
La realidad, sin embargo, es más simple: los votantes de Nueva York están increíblemente cabreados con su gobernadora, que tiene un lamentable 34% de aprobación en los sondeos, y eso parece estar “infectando” la carrera presidencial.
Lo divertido es que esta clase de sondeos puede explicar algunos resultados un tanto extraños que estamos viendo en sondeos de las presidenciales en los que parece que Harris está sacando peores resultados a nivel nacional que en estados como Pensilvania, en teoría más conservadores que el resto del país. Una posible explicación a este fenómeno es precisamente los pobres resultados demócratas en Nueva York, un estado que contribuyó enormemente (junto con California) a la abultada victoria de Biden el 2020 en el voto popular. El colegio electoral hace que no importe ganar un estado por tres o por veinte puntos, el número de delegados obtenidos es el mismo. Biden (y Hillary Clinton, el 2016), tuvieron una distribución del voto ineficiente, ganando por márgenes enormes en lugares donde no conseguían retorno alguno.
Si el espantoso espectáculo de Hochul y Adams está teniendo un impacto negativo en las presidenciales en Nueva York, esto paradójicamente puede hacer que la diferencia entre colegio electoral y sondeos nacionales sea menor. Un voto en Pensilvania es, en este caso, muchísimo más valioso que en Nueva York.
Un político aún peor
Hablando de políticos estatales desastrosos, permitidme mostrar este excelso titular sobre el candidato republicano a gobernador de Carolina del Norte, Mark Robinson:
Los comentarios incluyen querer reimplantar la esclavitud, llamar de todo a Martin Luther King Jr., y ser un salido horrible en privado a pesar de ser un candidato reaccionario en público. Robinson, por cierto, es negro, así que no es que sea racista; es que está chiflado. Oh, el señor además era asiduo a una web para buscar citas con mujeres casadas, se pasaba la vida en una tienda de porno, y sus comentarios en el foro ese son increíblemente depravados.
Por supuesto, no va a dimitir como candidato, y el partido republicano en Carolina del Norte dice que todo son insidias (no lo son) y que siguen apoyándole. Trump le apoyó con entusiasmo en las primarias y dijo de él que era el nuevo Martin Luther King, algo que aparte de ser un insulto para Robinson, parece ser una descripción peculiar para un antisemita pervertido que se declara abiertamente nazi. Esto es lo que pasa cuando un partido político esencialmente deja de preocuparse si sus candidatos son unos tarados y decide que YOLO y MAGA a morir, ciertamente.
A diferencia de Hochul y sus pifias sobre el transporte público, sin embargo, la candidatura de Robinson sí puede afectar las presidenciales. Carolina del Norte es un estado bisagra; Biden perdió por un puntito el 2020, y los sondeos estos días tenían a Harris por delante. La decisión del GOP de presentar un maldito nazi como candidato a gobernador puede acabar convenciendo a muchos votantes que los republicanos son un partido inservible lleno de locos de atar, dándole ventaja a Harris.
Si hay algo que va a salvar a Estados Unidos de sí mismo es la persistente manía del GOP de nominar a candidatos atroces una y otra vez en lugares donde deberían ganar por goleada.
Bola extra
Los republicanos en el Congreso están peleándose entre ellos para evitar un cierre del gobierno federal. Trump está pidiendo que cierren el gobierno, una idea electoralmente espantosa. Los demócratas no acaban de creerse que vayan a tener esa suerte.
Mi expresión inglesa favorita: “the road to hell is paved with good intentions.”
Sin duda el eslogan más desafortunado producido por la izquierda americana en décadas.
Por un momento visualizado al alcalde de detroit de Robocop 2...
O sea que dos de los Banks Brothers son Terrance y Philip... Si al final Homer Simpson va a ser el candidato ideal (Griffin es mucho más ordinario).
Podría incluso darse... no sabría cómo llamarlo, paradoja ni a eso llega, pero vamos, podría ganar Trump en votos y Harris sacar mayoría de compromisarios, no creo que pase por varias razones, pero el show que iban a armar en esa circunstancia iba a ser antológico. Por descontado que irían a pedirle a sus jueces de mano alguna alucinación jurídica, y tampoco me extrañaría que esos chat GePeTo de la jurisprudencia declararan null and void la primera presidemencia de Trump para intentar colocarlo en la segunda (que es tercera)...
Se les va a cortocircuitar el cráneo. Y muchos de estos sin drogarse, psicotrópicos de producción endógena...