Ayer en Twitter me hacía eco de un momento histórico en la ciudad de Nueva York, inmortalizado en este maravilloso video:
Aunque parezca mentira, no, no he enlazado el tweet equivocado. El video es realmente dos empleados del servicio de recogida de basuras de la ciudad abriendo una caja, sacando bolsas de basura de ellas, y tirándolas en un camión. Este momento único en la evolución de la ciudad más rica del país más poderoso de la tierra tuvo lugar en el extremo occidental de Manhattan, cerca de Midtown, y es la culminación de años de debates, análisis y estudios de todo tipo. La ciudad de Nueva York ha descubierto algo parecido a los contenedores de basura.
Basura en la ciudad
Nueva York, una ciudad de nueve millones de habitantes, no utiliza contenedores de basura. Utiliza esto:
Aquí tenéis otra foto de la misma tecnología, en este caso tomada en el distrito financiero de Manhattan:
De nuevo, no me he equivocado de fotos. Nueva York realmente utiliza el sistema de apilar las bolsas de basura en las aceras, y el camión de la basura pasa a recogerlos. Los empleados del departamento de saneamiento de Nueva York (ya sé que “sanitation” no se traduce exactamente así, pero el Sanitation Department siempre me ha hecho gracia), apodados New York’s Strongest (no es coña), recogen cada bolsa a mano y la cargan en el camión. Gracias a este sistema único, Nueva York alberga una población de ratas absolutamente colosal, que viven encantadísimas de que los habitantes de la ciudad les sirvan un banquete cada tarde en sus aceras.
No hay ninguna otra ciudad de Estados Unidos que utilice este método. The Greatest City in the World (TM) es única en su sistema de recogida artesanal de basura.
Inercias
Si os preguntáis por qué este es el caso, la respuesta es, casi literalmente, inercia.
Hasta finales de los años sesenta, en Nueva York era ilegal dejar bolsas de basura en las aceras. La ciudad utilizaba esos cubos de metal que habéis visto en mil películas de esa época:
A principios de 1968, sin embargo, los 10.000 trabajadores del departamento de saneamiento fueron a la huelga. El jefe del sindicato fue enviado a la cárcel al negarse a desconvocar el paro; el gobernador del estado amenazó con movilizar la guardia nacional. La ciudad estaba plagada de cubos de basura a rebosar, malolientes, infestados de ratas; las calles se llenaron de papeles, alimentos podridos y ratas. Con esta situación cada vez más deprimente, la industria química del país donó 200.000 bolsas de basura para que los newyorquinos almacenaran lo que pudieran, al menos temporalmente.
Y resulta que la solución gustó a todos. Las bolsas de plástico hacían mucho menos ruido que los cubos metálicos. Eran también más fáciles de mover, así que a los basureros les pareció una alternativa mejor. Tres años después, la ciudad hizo oficial el cambio… y nunca se les ha ocurrido implementar una alternativa mejor.
Parte del problema es que la burocracia, en un sitio como Nueva York, no es una estructura jerárquica a las órdenes del alcalde, sino una especie de sistema feudal donde barones departamentales luchan con fiereza por sus prerrogativas. Para utilizar contenedores, el departamento de limpieza debería coordinarse con el departamento de transportes para ver dónde los colocan (¿calzada? ¿acera?) y eliminar las plazas de aparcamiento necesarias. Dado que hacer eso requiere iniciar una guerra colosal con las seis personas de Manhattan que aparcan en la calle (son más, pero no muchas más que seis), transportes no quiere ni hablar del tema.
Por añadido, el departamento de limpieza tiene una flota de camiones de basura que no tienen grúas o mecanismos para levantar contenedores. Cambiar el sistema exige camiones nuevos, y eso exige dinero. Aunque este es el país más poderoso de la tierra, los políticos siempre actúan como que son pobres y nunca hay presupuesto para renovarlos. Empeorando las cosas, las mismas patologías que hacen que construir infraestructuras en la ciudad sea más caro que en cualquier otro lugar del mundo se reproducen en la compra de vehículos, así que los presupuestos que te salen para reformar el sistema son absurdos.
Para acabar de dar la puntilla al asunto, los códigos de edificación ni siquiera permiten tener un sistema de contenedores como Dios manda ahora mismo. Un rascacielos nuevo que quiera tenerlos sólo puede utilizar contendores de 23 pies (siete metros), porque este es el tamaño requerido para los camiones. Eso exige construir un muelle de carga considerable, algo que es caro y te mata la calle a donde da (una puerta gigante que huele a basura, ideal para peatones), así que no lo tiene nadie. Lo que acaba sucediendo son rascacielos con sótanos enormes llenos de bolsas de basura, y operarios que las sacan a la calle cada tarde.
Innovando
Tenemos un sistema horrendo, carísimo de operar (la recogida de basuras en NYC sale por $500 al año por persona; la tasa de basuras media en España no llega a los 100 euros), apestoso, e impráctico. Es, además, único en Estados Unidos; basta salir de la ciudad e ir a Nueva Jersey, o Yonkers, o Stamford, y ver que existen cosas como contenedores de plástico y camiones automáticos. Hay que buscar soluciones.
Y eso es lo que hace Nueva York sin cesar: buscar soluciones. La ciudad contrata consultores para que hagan pruebas, escriban informes, y lancen programas piloto sobre el asunto. Hace un par de meses se gastaron la proverbial millonada para pedirle a McKinsey (siempre es McKinsey) que les aconseje sobre el tema, algo que seguramente implicará enviar a gente a sitios como Barcelona (siempre ponen de ejemplo Barcelona) y que llegará a la conclusión de que sí, debemos utilizar contenedores. Del informe saldrá un programa piloto a gran escala (cuatro calles, con suerte) para probar si funciona mejor. Tres personas se quejarán de que les quitan una plaza de aparcamiento, el camión que comprarán de segunda mano a un ayuntamiento de Ohio se estropeará dos veces y los sindicatos dirán que es peligroso, y todo acabará en nada, otra vez más.
Dejadme copiar esta cita excelsa del portavoz del departamento de limpieza de Nueva York, Joshua Goodman:
“Containerizing New York City’s 24 million daily pounds of trash and recycling is far, far more complicated than many people initially realize,” Goodman said. “How do the containers perform in winter weather, which they don’t really have in Barcelona? Who is responsible for removing snow from them on each side? How do they work on narrow streets vs. wide avenues? What about our incredible number of very dense mixed-use buildings, given that DSNY collects residential but not commercial trash?”
Es muy complicado, dice. En Nueva York nieva, no como en Barcelona. ¿Qué hacemos cuando nieva? ¿Y qué pasa en las calles estrechas? ¿Eh? Barcelona no debe tener calles estrechas. ¿Y esos edificios con comercio y viviendas, eh? Algo único en Nueva York.
Es algo extraordinario.
Andamios
La recogida de basuras no es la única peculiaridad de Nueva York. Si habéis estado en la ciudad, seguramente os habréis fijado en el enorme, infinito aprecio que tienen sus habitantes por andamios como este cubriendo las aceras:
También veremos ejemplos más extremos, como este en Times Square, donde incluso protegen otros edificios:
Estos andamios con una enorme cubierta dura sobre las aceras son el resultado de otra norma increíblemente estúpida de la ciudad.
Nueva York tiene una ley muy exigente de inspección de fachadas. Si los inspectores encuentran un problema, por pequeño que sea, los propietarios están obligados a poner un andamio “duro” protegiendo la acera. El problema es que la misma ley no impone plazo alguno en la necesidad de arreglar o renovar la fachada, así que los propietarios a menudo prefieren dejar estos cobertizos increíblemente inútiles durante años en vez de gastarse unas perras. Añadidle el entusiasta gasto en lobistas por parte de la industria del andamio local (que tienen el chollo de chollos con esta ley) y te encuentras con una ciudad que siempre está en un estado de cutrez permanente.
Oh, y por supuesto, la ley de mantenimiento de fachadas en Nueva York es increíblemente exigente. Os podéis imaginar por qué. Si a eso le sumamos unos requisitos de seguridad en las obras de renovación mucho más duros que en otras ciudades y un sistema de responsabilidad civil en caso de accidente aún más absurdo de lo habitual en Estados Unidos (hasta el punto que aumenta el riesgo de accidentes) imaginad.
¿Podrían utilizar redes o andamios más ligeros? Obviamente sí, pero escucharás las mismas excusas. Otras ciudades no tienen tantos edificios viejos, no nieva, y ahí la ley de la gravedad es más débil.
No os preocupéis, que hay consultores trabajando sobre el tema. O los habrá. Siempre hay alguno.
Una larga lista
Cualquiera que haya vivido en Nueva York una temporada os podrá dar una larga lista de idioteces parecidas, algunas compartidas con otros lugares del país, otras no. La ciudad parece ser incapaz de asfaltar un calle sin que les tome menos de un mes (algo generalizado en Estados Unidos) o de mantener el pavimento sin baches más de diez minutos. El metro y trenes de cercanías tienen un montón de cosas inexplicables. Construir cualquier cosa tiene un coste infinito, e implementar algo como una tasa de congestión es una tarea titánica que les está llevando más de una década.
Todo el mundo te dirá también, por supuesto, que es una ciudad maravillosa que de verdad nunca duerme, vital, infinita, fascinante.
Pero cielos santo, lo idiotas que son en su gobierno municipal.
Pasé a principios de junio por esa célebre ciudad y lo de las montañas de basura me dejó anonadado. Creo que la recogida no es diaria, para colmo. Por Brooklyn era aún peor. Van camino de ser un país tercermundista.
yo fuí por primera vez a NYC en 2005, los atentados del 11S, no habian pasado hace demasiado, y pensé que era por motivos de seguridad, por si alquien metia explosivos en los contenedores, por eso no habia contenedores ni apenas papeleras.
La verdad que es algo asqueroso, ratas no vi casi, pero las bolsas se rompen y el liquido interior chorrea y eso es imposible de recoger.
Especialmente espectacular los McDonalds, negocios que generan mucho residuo desechable y una enorme cantidad de residuos y bolsas de basura.
En muchos aspectos como la sanidad o las armas USA está en el far west