La primaria desierta
Por algún motivo inexplicable, Donald Trump sigue siendo el único candidato republicano a la presidencia
A estas alturas uno se esperaría ya alguna que otra pelea.
Donald J. Trump, ex-presidente de los Estados Unidos, mentiroso compulsivo y golpista ocasional, anunció su candidatura en las primarias republicanas para las presidenciales del 2024 hace más de dos meses. La campaña de Trump no ha sido gran cosa, con media docena de eventos bastante cansinos, mucho dinero gastado y recaudaciones mediocres. El ex-presidente tiene una montaña de problemas legales en el horizonte, medio país lo detesta profundamente y su marca política ha sufrido tres revolcones electorales consecutivos.
Desde el anuncio de Trump, no hay semana en que uno de los medios de prestigio americanos publique un artículo que no pueda resumirse como “líderes republicanos están en contra de Trump en la intimidad”. Y a diez de febrero del 2023, con las primeras votaciones a diez meses de distancia (en un planeta normal, diez meses de campaña es una exageración, pero esto es Estados Unidos), aún no hay ningún otro candidato que haya anunciado formalmente su candidatura a la presidencia. A estas alturas, empieza a ser un tanto preocupante.
Hay un buen puñado de republicanos que se están insinuando como candidatos; hablaremos sobre ellos de aquí un ratito. La lista incluye la habitual combinación de políticos con algo de talento, tipos con más ego que sentido común, gente con posibilidades y chiflados irremediables; las presidenciales suelen atraer perfiles variados. Todos ellos, sin embargo, parecen estar más que satisfechos esperando que sean otros quienes den el primer paso, y sean los primeros en convertirse en adversarios oficiales de Trump.
El fracaso del 2016
Hay un cierto aire en el ambiente a lo que sucedió el 2016, cuando los republicanos celebraron unas primarias en las que una docena larga de candidatos se pasaron toda la campaña evitando enfrentarse al tipo que iba primero en los sondeos.
Durante el 2015, los candidatos del GOP se dedicaron a atizar primero a Rick Perry y Scott Walker, dos gobernadores que prometían ser buenos candidatos pero pifiaron los debates, y después de flirtear con la bizarra idea de que Ben Carson o Carly Fiorina eran candidatos serios. En las semanas anteriores a Iowa, Carson, Ted Cruz y Marco Rubio se atizaron entre ellos por el voto conservador y Chris Christie, John Kasich y Jeb Bush (please clap) por el voto moderado, mientras ignoraban por completo a Trump. El teatro del absurdo fue completo en el último debate antes de los caucus de Iowa, al que Trump renunció participar, y que el resto de candidatos aprovechó para atizar a Ted Cruz como posesos.
Lo que vino después fue como una colisión múltiple en una autopista pasada a cámara lenta. Ted Cruz ganó por la mínima en Iowa, y Rubio decepcionó quedando tercero. Trump quedó segundo sin que nadie le hubiera criticado en los debates. En el debate antes de las primarias en New Hampshire, Chris Christie decidió que el mejor uso de su tiempo era abrir en canal a Marco Rubio, que iba segundo o tercero en los sondeos, antes que meterse con Trump, que iba líder en todas las encuestas. Trump ganó, con Ted Cruz sacando un meritorio e inesperado segundo puesto. Camino de los caucus de Nevada, Cruz y Rubio se enzarzaron en una pelea entre ellos, mientras que Kasich y Carson se negaban a abandonar la carrera, restándole votos a ambos.
Trump se pasó todas las primarias hasta marzo sacando entre un 35 y un 42% del voto, mientras Cruz, Kasich y Rubio se sacaban los ojos mutuamente. Cuando Rubio y Kasich pillaron el mensaje, ya era demasiado tarde.
Repitiendo el error
Es temprano aún para decir si esta dinámica va a repetirse en estas primarias, pero las señales hasta ahora son descorazonadoras. Nadie en el partido, salvo contadas excepciones (Mitt Romney, que está de vuelta de todo) osa criticarle abiertamente. A pesar de que todo apunta que su influencia y candidatos fueron la principal causa de la debacle del GOP en las midterms, nadie está hablando sobre cómo su mensaje y persona han dejado de funcionar (si es que lo hicieron alguna vez; el 2016 ganó por pura potra). El partido republicano ha dado señales de sensatez ocasional estos últimos meses, y los candidatos medio normales que han presentado este ciclo han funcionado bien. El problema del partido es Trump, pero nadie está dispuesto a dar un paso al frente.
Es más, estamos viendo una repetición de pifias pasadas. Muchos potenciales candidatos han decidido que Ron DeSantis es el mejor blanco de sus críticas, a pesar de que (otra vez) es quien va segundo en los sondeos. Todos están pensando, discutiendo, preparando y rezando sobre qué harán, pero nadie sale al escenario a criticar al expresidente. Y Trump sigue ahí, líder de una carrera donde es el único competidor, al menos por ahora.
Sondeos extraños
Esto hace, por cierto, que los sondeos de las primarias del GOP sean poco de fiar. Para empezar, como señalaba el NYT hace unos días, hay una varianza tremebunda de resultados; el apoyo de Trump se mueve entre el 25 y el 55% (!!!). Todo indica que la metodología tiene un impacto inusualmente elevado en las encuestas, pero el hecho de que haya una decena larga de candidatos potenciales pero que no haya nadie más realmente haciendo campaña no hace más que empeorar las cosas.
Posibles candidatos
Ya habrá tiempo de analizar todos los candidatos en detalle, pero creo que no es mala idea hacer un pequeño repaso preliminar de todo el mundo que ha sonado como posible presidenciable, de más viable a menos.
El oponente más temido - Ron DeSantis: gobernador de Florida, héroe conservador, y el hombre al que Trump está atacando con más ahínco estos días. Sobre el papel es la mejor alternativa, pero aún no tengo todas de que sea el mejor oponente de Trump, y no hablemos de las generales. Es un tipo aburrido. No sé cómo funcionará en los debates.
Pelotón de exgobernadores con ínfulas: en este grupo hay un puñado de cara conocidas para adictos a la política con cierto talento político, pero no está claro que todos sean viables. Tenemos varios moderados como Larry Hogan (Maryland), Chris Sununu (New Hampshire), Glen Youngkin (Virginia) o Brian Kemp (Georgia) y alegres extremistas como Kristi Noem (Dakota del Sur) o Greg Abbott (Texas). La mayoría harán ruido pero acabarán no presentándose; de esta lista, Sununu y Youngkin son los más competentes.
Ex-miembros de la administración Trump rebotados: empezando por Mike Pence, hay un puñado de ex-cargos de Trump que quieren pelearse con el jefe. La lista incluye también a Nikki Haley (que también fue gobernadora de Carolina del Sur), Mike Pompeo e inexplicablemente John Bolton, que cree que alguien querrá votarle para algo.
Senadores: toda persona escogida senador sueña con ser presidente. Dudo que Ted Cruz o Marco Rubio vuelvan a intentarlo, pero siempre hay alguien que emerge de ese cenagal.
Viejas glorias reincidentes: Chris Christie será la mar de divertido como candidato, pero dudo que sea viable. Lo mismo para el candidato perpetuo Rand Paul, o John Kasich.
Gente que ha visto El Ala Oeste demasiado: aunque sería bonito ver a alguien que ha criticado y combatido contra Trump abiertamente como Liz Chenney, Adam Kinzinger o Mitt Romney presentarse a las primarias y ganar gloriosamente, esas cosas no pasan.
Don Trump Jr.: oye, Donald Trump senior tiene 76 años y una dieta compuesta casi exclusivamente de patatas fritas, hamburguesas, filetes de ternera, helado y colesterol en vena. Siempre puede cascarla, y Don acudir a rescatar su legado. Hay un número no irrelevante de élites del GOP que están deseando secretamente de que eso suceda (que Trump palme, no que Don sea candidato).
Coda
Lo más importante de toda esta odisea, sin embargo, es que los republicanos temen, con razón, de que si Trump pierde las primarias se presente como candidato a la presidencia como independiente, básicamente hundiendo al que le haya derrotado.
La ironía sería, sin duda, maravillosa.
Y quien irá por los demócratas? He leído que Michelle Obama se podría presentar.
Una lucha entre una mujer negra y Trump sería muy divertido.
Crees que Biden se volverá a presentar?