Estas últimas semanas, por motivos de trabajo, he estado leyendo y preparando documentos y presentaciones sobre el mercado de trabajo en Estados Unidos, y, por ende, sobre las desigualdades económicas del país. Algunas de las historias y artículos que he escrito por aquí estos días salen, precisamente, de este proyecto, así que mucho de lo que contaba por aquí y aquí os sonará familiar.
De todo lo que he leído estos días, hay una gráfica que ha quedado grabada, porque es una representación gráfica brutal de cómo ha cambiado el país durante las últimas décadas:
El gráfico representa la tasa de muertes debido a suicidio, alcohol y drogas en Estados Unidos. Tiene su origen en el trabajo de dos economistas de Princeton, Anne Case y Angus Deaton, que se dieron cuenta hace unos años que las tasas de mortalidad en Estados Unidos sufrieron un cambio de tendencia inusual a partir de finales de los años noventa. Todo un segmento de la población americana, hombres y mujeres blancas de mediana edad, estaban muriendo más a menudo debido a consumo de drogas, alcohol o suicidio. De forma paralela, las encuestas señalaban que este grupo estaba sufriendo un marcado aumento de problemas de salud mental, dolor crónico, depresión y capacidad para ir al trabajo.
Case y Deaton les llamaron “muertes por desesperación”.
La epidemia de tristeza
Estudios posteriores de los mismos autores y de otros mirando las cifras con detalle (el gráfico de arriba viene de este estudio) han confirmado esta tendencia, y el hecho de que parecía estar incluso acelerándose. Las cifras, mirando por grupos demográficos, muestran una tendencia aún más clara:
Este gráfico proviene del libro que sacaron hace un par de años, y cubre adultos entre 45 y 54 años. Desde principios de los años noventa, los blancos sin estudios universitarios han más que triplicado su tasa de mortalidad debido a drogas, alcohol, o suicidio. El aumentado ha sido tan marcado que en los años anteriores a la pandemia la esperanza de vida en Estados Unidos estaba disminuyendo, algo completamente inaudito en cualquier otro país desarrollado. Porque no hay ningún otro país desarrollado que esté viendo un aumento de muertes por desesperación en esta escala:
¿Qué demonios está pasando?
Según Case y Deaton, la causa principal es la progresiva desaparición del empleo, o más concretamente, de los puestos de trabajo tradicionales de la clase trabajadora en Estados Unidos. La desindustrialización, la muerte del sindicalismo americano, el debilitamiento de los derechos laborales desde la presidencia de Nixon, la cada vez mayor concentración de la riqueza, han dejado a millones de americanos sin la clase de empleos capaces de darles estabilidad. En vez de tener un empleo donde te sientes respetado y de los que te sientes orgulloso,muchos americanos viven hoy en un mundo de trabajo precario, horarios impredecibles, sueldos cada vez más bajos y menos oportunidades de salir adelante.
Este cambio ha sido especialmente brutal en hombres sin estudios universitarios, que parecen sufrir una brutal crisis de identidad. No pueden mantener una familia, no pueden ahorrar; se siente malos padres, maridos que no hacen lo que deben; su vida es un fracaso. De ese sentimiento, de esa pérdida, viene esa desesperación.
Pre- pandemia, Estados Unidos estaba viendo una caída constante de la tasa de participación laboral, especialmente entre varones de mediana edad. Sin trabajo, con cada vez menos oportunidades, con problemas de salud y sin acceso a un seguro médico, muchos simplemente estaban dejando de trabajar por completo.
La sanidad, otra vez
Para empeorar las cosas, el absurdo sistema sanitario de Estados Unidos además crea un fuerte incentivo a las empresas para no contratar a empleados con sueldos bajos.
En los países medio racionales donde la sanidad de paga mediante impuestos, el coste de esta es más o menos proporcional según el nivel de renta. Dado que las cotizaciones sociales están ligadas a los sueldos, un cajero de supermercado paga menos, en términos monetarios, que un CEO. En Estados Unidos, por el contrario, las aseguradoras y empresas pagan la sanidad por trabajador. Con la póliza de seguro media costando $21.000 por familia, eso hace que añadir cobertura médica a un trabajador con un sueldo modesto pueda añadir un 60 o 70% al coste de contratarlo.
Lo que hacen habitualmente muchas empresas es pagarles una miseria, dejándolos sin seguro y tan cerca de la pobreza que tienen que apuntarse a Medicaid, el seguro federal para trabajadores con muy pocos ingresos. Algo que, como recordaréis, está diseñado para ser tan complicado y humillante como sea posible en no pocos estados.
Los años de la ira
La semana pasada escribía sobre “basura blanca”, el increíblemente despectivo término con el que la cultura popular americana se refiere a los blancos de clase baja. Bueno, este es el contexto donde se están moviendo. Ha habido mucho debate, en los años de Trump, sobre la política del resentimiento, y cómo los blancos sin estudios universitarios parecen haber abrazado una especie de populismo reaccionario, un discurso de odio y rencor hacia las élites.
La verdad, yo también andaría un poco resentido si el país entero llevara treinta años pateándome la cabeza y echándome la culpa de todo.
Bolas extra
Lo fascinante de todo este asunto, por cierto, es que estos cambios sociales han hecho que los blancos sin estudios universitarios estén viendo su situación acercarse (y superar) las cifras que veíamos en afroamericanos - que nunca disfrutaron de esos trabajos de clase media en los años de postguerra, así que estaban desesperados ya antes.
Los latinos, por cierto, partían de cifras relativamente bajas de muertes por desesperación, han visto aumentos mucho menores. Uno de los motivos: su mayor movilidad social.
Sólo hay un país en Europa que está viendo un aumento de muertes por desesperación remotamente parecido al de Estados Unidos: Reino Unido, especialmente en Escocia. Adivinad por qué.
Si queréis que escriba sobre la ley en particular en la que estamos trabajando y qué estamos haciendo para aprobarla, pedidlo u escribiré sobre ello.
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Más sobre drogas en Escocia https://www.sdf.org.uk/blog-poverty-is-the-root-of-scotlands-fatal-drug-overdose-crisis/
Lo de finales de los 90 me hace encender la alarma de los opiáceos (sí, acabo de terminar dopesick).
Seguro que hay causas subyacentes de fondo de corte socioeconómico como comentas, pero ojo a meterle a ese grupo de población cientos de millones de pastillas de opiáceos al año diciéndoles "no worries, que ha dicho la FDA que no son adictivas"
Sorpresa que luego no se fíen de las vacunas.