Un boletín rápido para avisar que es probable que escriba menos estos próximos días ya que voy a estar (literalmente) haciendo una pausa publicitaria. Mi libro, “¿Por qué se rompió Estados Unidos?” sale a la venta en España mañana jueves, y voy a estar paseando por el país para presentarlo.
Para los que queráis venir a escucharme en directo hablar sobre Trump, Richard Nixon, instituciones, esclavitud, el tribunal supremo, partidos, oscuras conspiraciones para dominar el mundo y la profunda manía que le tengo a John F. Kennedy, haremos no uno sino dos eventos.
El primero será en Barcelona, el viernes 15 de marzo en la librería Obaga (C/Girona 179) a las siete de la tarde; el segundo en Madrid el martes 19 en la Antonio Machado (Plz. Salesas 11) también a esa hora.
Los que no podáis venir a las presentaciones, estos días también estaré en varios medios, tanto en catalán como en castellano; los iré enlazando según vayan saliendo. Quizás incluso tengamos algún evento más; iremos confirmando.
Para celebrar la publicación de esta magna obra y compensar la turra que os he dado estos días con ello, este mes habrá un descuento especial del 50% para nuevos suscriptores a Four Freedoms, que podéis consequir aquí mismo.
Y todo aquel que compre el libro y me envíe una foto, tendrá tres meses gratuitos también. Si además ponéis en redes sociales lo mucho que os ha gustado (si os ha gustado), tendréis mi agradecimiento eterno y la bendición del espíritu de Lee Atwater o Spiro Agnew.
¿Pero de qué va el libro, de todos modos?
La pregunta que intento responder, básicamente, es por qué un país como Estados Unidos, rico, próspero, avanzado, tolerante y abierto al mundo, acabó escogiendo como presidente a alguien como Trump, un cretino amoral que acabó su mandato intentando dar un golpe de estado.
Y sí, fue un golpe de estado. Que fuera excepcionalmente torpe y fracasara estrepitosamente no elimina la realidad de que Trump intentó invalidar el resultado de las elecciones tanto mediante artimañas ilegales y cuando eso fracasó, enviando una masa enfurecida a asaltar el Capitolio.
Hay dos formas de responder a esa pregunta, una corta y una larga. La corta es que Richard Nixon, entre 1968 y 1972, básicamente rompió el sistema político americano, y Trump es el resultado natural de los cambios iniciados entonces.
La larga es que Richard Nixon se encontró, en 1968, con un contexto político e institucional que le dejaba como mejor opción para ganar las elecciones explotar las divisiones internas del partido demócrata tras la aprobación de las leyes de derechos civiles, y las aprovechó magistralmente. Una vez en el poder, una serie de reformas políticas e institucionales salidas de su presidencia, algunas intencionadas (desmantelar los sindicatos) otras accidentales (financiación de campañas electorales), contribuyeron a afianzar el poder del partido republicano primero, e iniciaron un lento proceso de realineamiento partidista que acabó por crear un país cada vez más polarizado.
En el libro hablo con detalle, primero, sobre el legado institucional que coloca a Nixon en la posición de poder romper la balanza, una mezcla de buenas intenciones, casualidades, y torpezas que empiezan con JFK. Tras la presidencia de Nixon, hablo también sobre como las instituciones, y políticos, activistas y medios reaccionando racionalmente a ellas, dividieron al país primero, y dejaron al partido republicano listo para ser tomado por la ultraderecha.
Y claro, hablo también sobre las increíblemente extrañas elecciones del 2016, la victoria de Biden del 2020, el golpe de estado, el contexto político actual, y lo que está por venir.
Bolas extra
La gobernadora de Nueva York, tras varios crímenes muy publicitados en el metro, ha decidido enviar la guardia nacional a patrullar bajo tierra. Es una decisión bastante incomprensible.
¿Ese famoso informe del fiscal con notas sobre lo viejo que estaba Biden? las transcripciones de las entrevistas con el presidente, hechas públicas hoy, dejan claro que básicamente estaba inventándoselo.
Una de las estrategias favoritas de los activistas conservadores es intentar ponerle pleitos a la administración en un distrito judicial de tercera en el norte de Texas, porque el magistrado en ese tribunal es un chiflado trumpista incorregible que les da siempre la razón. El gobierno de los jueces del país (la Judicial Conference, una institución que confieso apenas sabía que existiera) se ha hartado de tener que tumbar las tonterías de ese señor y ha cambiado el sistema de asignación de casos, que le caerán a un juez al azar de cada distrito.
Robert F. Kennedy Jr. es un candidato presidencial tan serio que está planteándose escoger al quarterback de los New York Jets y furibundo antivacunas Aaron Rogers como candidato a vicepresidente. Su otra opción es el ex-wrestler (y exgobernador de Minesota) Jesse Ventura.
Roger no podré pasarme el 15 por Barcelona, pero seguro que irá muy bien. Felicidades por el libro.
Enhorabuena. Que vaya todo muy bien.