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La república independiente de Ratonia
El 2 de febrero de 1967 Roy Disney convocó una rueda de prensa en anunciando alguna de las atracciones de Disney World, el parque que tenían planeado construir en Florida. El proyecto, un parque temático colosal en el centro de los más de 110 kilómetros cuadrados de terreno que había adquirido la compañía cerca de Orlando, era de una complejidad inmensa, mayúscula, e incluía desde un complejo futurista (EPCOT) a hoteles, urbanizaciones, e incluso una especie de comunidad utópica diseñada por el mismísimo Walt Disney antes de su fallecimiento.
Las obras iban a buen ritmo, dijo Roy, pero para gestionar algo tan espectacular, tan inmenso, tan innovador, Disney necesitaba un gobierno municipal ágil, eficaz, y moderno. Para ello, pedía a las autoridades que aprobaran una ley creando el llamado Reeedy Creek Improvement District (RCID), dando poderes especiales a la administración local. El estado de Florida se apresuró a darle lo que Disney reclamaba, y en mayo de ese mismo año, el gobernador firmaba la ley.
El RCID es una corporación de gobierno con poderes y competencias parecidas a las de un condado. Tiene su propio departamento de bomberos y policía; gestiona servicios públicos como limpieza, recogida de basuras y alcantarillado; construye y mantiene carreteras y transporte público. Puede crear y recaudar impuestos como si fuera un gobierno más, y gastar ese dinero para financiar sus responsabilidades. Las dos únicas atribuciones en las que el RCID deja al condado en su territorio son inspecciones de ascensores e impuestos de la propiedad.
El organismo que gestiona el RCID es el consejo de supervisores, algo parecido a un pleno municipal. Los integrantes del consejo son escogidos por las personas y organizaciones que son propietarias de tierras dentro del RCID. Disney controla dos tercios de los terrenos dentro de Reedy Creek, unos 17.000 acres; el segundo mayor propietario es el hotel Four Seasons.
Son unas elecciones poco competitivas.
Traduciendo: la Walt Disney Company, una megacorporación multinacional del entretenimiento con unos ingresos de más de 67.000 millones de dólares anuales, controla de facto un condado de Florida con su propio gobierno privado.
El funcionamiento de la RCID es casi cómico en su distopía capitalista cyberpunk de sonrisa reluciente. Disney, como mega- empresa, no puede sentarse en el consejo, así que cada vez que hay una vacante escogen a uno de sus empleados, les ceden cinco acres de terreno (en un pantano inaccesible imposible de urbanizar y bajo condición de que debe ser devuelto a la compañía si dejan el consejo), y les nominan para el cargo. Una vez allí, hacen lo que Disney les dice, que es ir al pleno una vez al mes y firmar lo que les pongan delante, cobrando un sueldazo por las molestias.
El frenopático también conocido como Florida
El mes pasado Ron DeSantis, el gobernador republicano de Florida, firmaba la Parental Rights in Education Law. Esta ley prohíbe cualquier mención en cualquier clase desde parvulario a tercero de primaria de nada que tenga que ver con identidad sexual de ningún tipo. Para clases de cuarto en adelante, exige que toda discusión sobre homosexualidad o transexualidad sea “adecuada a la edad o al desarrollo” de los alumnos.
El texto de la ley es ambiguo, pero sus intenciones son claras. Lo que hace es permitir que grupos conservadores anti-LGTBQ vigilen de cerca lo que se enseña en las clases del estado, abriendo la puerta a que cosan a pleitos a cualquier distrito en el que los profesores digan algo remotamente pro- gay en las aulas. Como decir que “los gays existen” o “Juanito tiene dos mamás” cuando le recogen en el colegio, vamos. Este es el motivo del apodo de la ley entre activistas, la “don´t say gay law” o ley de “no digas gay”.
Esta clase de intenciones no son secretas; la mismísima secretaria de prensa del gobernador iba por el mundo estos días acusando a todo aquellos que se oponen a la ley de ser pro- pedófilos:
Esto es parte de la delirante teoría conspiranoica del Q-Anonverse que dice que las élites del partido demócrata son todos unos pedófilos camuflados, y que todo el sistema de educación pública del país está plagado de agentes de redes pedófilas preparando a niños (“grooming”, en jerga de Q-Anon) para ser víctimas de depravadas prácticas homosexuales.
Si esto os parece una estupidez demasiado absurda para ser remotamente cierta, no, esto es lo que está diciendo medio partido republicano de Florida en voz alta. El GOP lleva años avanzando en la senda de la estupidez, pero estos días andan más desatados de lo habitual.
El ratón y los gays
La Walt Disney Corporation no dijo no pío durante el trámite y aprobación de la ley. Siendo como son una empresa gigante que necesita tener amigos en el capitolio en Tallahassee, habían hecho donaciones a muchos de los legisladores que impulsaron y votaron a favor de esta (porque dan dinero a todo el mundo). Esto cabreó profundamente a no pocos trabajadores de la compañía, que empezaron a organizar protestas, organizar comités y movilizarse exigiendo que se pronunciaran en contra de la ley.
Disney, obviamente, emplea a decenas de miles de artistas. Hollywood, como todas las comunidades creativas del mundo está llena de activistas LGBTQ. Para evitar una revuelta interna (y que el resto de los estudios les ficharan a sus mejores empleados), el CEO de la compañía, Robert Chapek, sacó un comunicado pidiendo perdón por no haberse pronunciado en defensa de la comunidad gay y prometiendo un cambio de rumbo de la empresa.
Florida declara la guerra a Ratonia
Esto no ha sentado nada bien a la chifladoesfera conservadora americana en general, y al partido republicano de Florida en particular.
Los sectores más conservadores / imbéciles del GOP y medios allegados han declarado a Disney como el gran Satán pro- pedofilia de este mundo, y un monstruo terrible que quiere convertir a todos los niños del planeta a la sodomía, el libertinaje y el transexualismo más desaforados. Sí, Disney, esa empresa que puso a un tipo en Avengers: Endgame diciendo que echaba de menos a su marido y no pudo ir a una cita con otro hombre y lo celebró como el gran momento pro-gay del universo Marvel y su primer personaje homosexual de su historia. En Fox News hablan sobre familias enteras renegando de todo lo que hace Disney. Incluso el WSJ anda por el mundo llamándoles woke por oponerse a una ley que hará la vida de los maestros de Florida un horror lleno de abogados.
DeSantis, que quiere ser candidato a la presidencia en el 2024 y está intentando ser más trumpista que Trump, se ha apuntado a la juerga. Les ha llamado aliados del partido comunista chino, hipócritas y anti-derechos de los padres, y avisado que habrá consecuencias.
Eso fue lo que sucedió ayer. La cámara de representantes de Florida voto a favor de derogar la Reedy Creek Improvement Act, la ley que creaba su baronía neo- feudal corporativa en el estado. El senado ya había aprobado la medida el miércoles; DeSantis ya ha anunciado que piensa firmarla. El RCID dejará de existir en junio del año que viene.
El partido republicano habla a menudo sobre cómo la tiranía woke y la corrección política quieren acabar con la libertad de expresión en América. Se quejan sin cesar sobre cómo las redes sociales les censuran. Se pasan el día llenándose la boca sobre la primera enmienda. El partido republicano esta semana también ha decidido aprobar una ley en represalia directa contra una empresa privada porque esta ha criticado en público una ley que habían aprobado.
Lo he dicho alguna vez, pero lo recuerdo de nuevo: la censura no es cuando un periódico, página de internet, o compañero de piso decide que estás diciendo estupideces y pide que te calles. La censura es cuando un gobierno utiliza su autoridad legal para prohibir que digas algo, o tome represalias cuando dices algo que no les gusta.
El GOP nunca ha sido un partido demasiado coherente.
La caída de Ratonia
Lo más delirante de todo este asunto, por supuesto, es que cielos santo qué narices era esto de que Disney tuviera su propio gobierno privado. La existencia de algo como la RCID era algo increíblemente ofensivo desde cualquier punto de vista político o moral (¡es un gobierno privado! ¡Disney se paga impuestos a sí misma!), y que Florida decida abolirlo es buena noticia.
Excepto claro, por ese detalle de que están utilizando el poder del estado para tomar represalias contra una empresa privada por criticarles en público.
Bolas extra:
Aún más absurdo: la RCID es un sistema extraño, pero no es único. Florida tiene varios ejemplos parecidos, desde The Villages, esa comunidad de jubilados infernal de la que hablé aquí, al circuito de Daytona.
CNN tuvo la brillante idea de crear un servicio de streaming llamado CNN+ donde por $5.99 al mes uno podía ver contenidos reciclados de CNN y programas variados que nos les cabían en antena. Abrió las puertas el 29 de marzo. Ha sido un éxito tal que dejará de emitir el 30 de abril. Ambos del 2022; les ha durado 31 días. Cien millones les ha costado la broma.
Kevin McCarthy, líder de los republicanos en el congreso, negó el jueves por la mañana haber hablado con sus colegas de partido sobre pedir a Trump que dimitiera tras el asalto el Capitolio. El jueves por la noche el New York Times publicaba audio de una conversación telefónica de McCarthy con Liz Cheney diciendo que iba a pedirle a Trump que dimitiera. Ups.
Liz Cheney parece haber decidido de que, dado que su partido la trata como una paria por criticar a Trump, ella va a abrir en canal a todo compañero de filas que se ponga a tiro.