Estamos en campaña electoral, y eso quiere decir que estos días ando muy, muy, muy ocupado. Por azares variados, este ciclo estoy trabajando menos con candidatos directamente, pero mi carga de trabajo ha acabado desplazándose a otras campañas, como un proyecto específico para aumentar el número de votantes que marcan la casilla de Working Families Party al escoger un candidato.
Y si tenéis curiosidad sobre por qué eso es importante, por aquí tenéis un par de artículos sobre el tema, uno en castellano y otro en inglés, porque obviamente todo lo intento arreglar escribiendo.
Más que hablar sobre campañas estatales (este año, un tanto aburridas), hoy quería repasar una de esas cosas radicalmente desmesuradas de la política americana, el dinero.
Dinerales
Como he mencionado más de una vez, las campañas electorales aquí mueven cantidades absurdas de dinero. El gasto total de la campaña electoral de las elecciones legislativas del 2022 a nivel federal se espera que ronde los 9.300 millones de dólares, o (usando mi métrica preferida) más o menos lo que costó la línea de alta velocidad Madrid-Barcelona-Figueres entera.
Como comparación, esto es como si una campaña electoral en España costara 1350 millones de euros. El coste total de las elecciones en España el 2019 fueron 49 millones.
Hemos llegado a un punto en muchas campañas en las que sospecho que este gasto tiene retornos decrecientes. Hay tanta publicidad en todos los canales (redes sociales, adwords, videos en pre-roll en YouTube, televisión, prensa, radio, carteles, pancartas, camiones con fotos de los candidatos, de todo) que los mensajes se pierden en una cacofonía incomprensible. Por supuesto, eso no significa que nadie vaya a dejar de anunciarse, porque eso sería dejar tierra libre al rival, así que tenemos una inacabable escalada de griterío publicitario que no sirve para nada pero que es imposible apagar.
Aún así, vale la pena fijarse en quién controla el dinero y recursos en una campaña electoral, ya que explica bastante el colosal galimatías que es el sistema político americano - y servirá, de paso, para eliminar algunas impresiones erróneas sobre cómo funciona. Este gráfico de Open Secrets es un buen punto de partida:
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