En los últimos días Donald J. Trump, presidente de los Estados Unidos de América y a buen seguro el hombre más poderoso de la tierra ha tuiteado esto en varias ocasiones:
Es posible preguntarse, ante este escueto y solemne mensaje, ante la grandeza retórica de esta excelsa intervención, contemplando la bella y profundidad de sus palabras, a qué demonios se refiere Trump. Es probable que os arrepintáis de haberlo preguntado.
¿Qué es Obamagate?
Obamagate es una teoría o serie de teorías (la cosa es lo suficiente confusa para dudar si son una o varias) sobre la conducta y actuaciones de la administración Obama durante la campaña de las elecciones presidenciales del 2016 y en meses posteriores, tras la victoria y toma de posesión (ya os digo que es complicado) de Trump.
Según multitud de comentaristas en los lodazales de internet más profundos y gente que cobra varios millones de dólares al año en Fox News, Barack Obama, con la colaboración del FBI, varios servicios de inteligencia de todo el mundo, periodistas, Wikileaks, topos infiltrados en agencias de otros países, Hillary Clinton y el partido demócrata (creo que no me he olvidado a nadie) orquestó una campaña para plantar evidencia y crear una narrativa falsa de que el gobierno ruso estaba ayudando a Donald Trump para llegar a la Casa Blanca. Esta trama criminal creó una red de informadores falsos para dar chivatazos a un exagente británico que incriminaban a Trump, se infiltró en los ordenadores del partido demócrata y filtró todos ellos a Wikileaks haciendo quedar mal a Clinton para incriminar a los rusos, asesinó un tipo al azar en la DNC para ocultar la conspiración, chantajeó al gobierno ucraniano para que publicaran información sobre Paul Manafort, y crearon una compañía de seguridad informática falsa en ese país para ofuscar toda la investigación.
Si esto os parece ligeramente descabellado, que sepáis que George Soros estaba financiando toda la operación, y que además el FBI sólo reabría investigaciones sobre los emails de Hillary Clinton a dos semanas de las elecciones posiblemente provocando su derrota para disimular. Por supuesto, esto lo hacían además mientras mantenían en secreto toda la investigación sobre Trump y renunciaban abrir pesquisas en la legión de transacciones dudosas del entonces candidato sólo para despistar de que iban a por todas contra Trump, que le tenían jurada, y que eran todos muy, muy malotes.
Oh, y las filtraciones del FBI a menos de una semana de las elecciones diciendo que no habían encontrado pruebas de que la campaña de Trump estuviera colaborando con los servicios de inteligencia rusos era también otra parte de la trama para sabotear a Trump.
Os explico. El objetivo de Obama, el deep state, Soros, Hillary Clinton, la mafia ucraniana, FNORD y el Frente de Liberación de los Gnomos del Jardín no era que Trump perdiera las elecciones. Lo que iban a hacer para detenerle es permitir que ganara las elecciones y después hacerle la vida imposible mediante filtraciones de todas estas historias falsas con una investigación ficticia para hacerle quedar mal.
Si todo esto os parece ligeramente descabellado, os garantizo que no estoy exagerando en absoluto. Este artículo de Tim Miller da una versión más extensa de toda la trama, con enlaces a cada uno de los puntos de interés. Basta con ver diez minutos de Sean Hannity o Tucker Carlson en Fox News, escuchar a Glenn Beck en la radio (aquí, si tenéis estómago), o leer la sección dedicada de Breitbart a este asunto para contemplar la gigantesca paja mental de toda la derecha trumpista americana en esta materia.
El problema es que el presidente de Estados Unidos cree que esta inmensa imbecilidad conspiranoica es completamente cierta.
Michael Flynn
Trump está hablando sin parar de estas estupideces por una historia tremendamente importante que ha quedado en segundo plano por culpa del coronavirus, el caso de Michael Flynn.
Este tipo, un ex-alto cargo de la administración Obama y ex-general del ejército, se dedicó durante varios años tras ser despedido a hacer de lobista/arreglador en Washington de varias potencias y oligarcas extranjeros, incluyendo la Turquia de Erdogan y gente cercana a Putin. El hombre cobró dinero a espuertas de RT (la TV de propaganda del Kremlin) y estaba preparando una operación para secuestrar y extraditar ilegalmente un ciudadano turco residente en Estados Unidos, Fethullah Gülen. Era también el único general lo suficiente chiflado como para apoyar a Trump.
Todo el mundo en Washington sabía que a Flynn probablemente le faltaba un tornillo. Trump lo nombró asesor nacional de inteligencia tras ser elegido, el cargo más importante en la materia en la administración.
El tipo duró 24 días en el cargo. Al poco de su nombramiento se supo que había hablado con el embajador ruso en diciembre, durante la transición entre administraciones, y le había prometido que Trump no iba a imponer sanciones a Rusia por interferir en las elecciones. La conversación (como todas las llamadas del embajador ruso, que la NSA no está para chorradas) fue grabada, pero Flynn mintió repetidamente sobre su contenido al vicepresidente Pence y al FBI después. Trump le despidió de forma fulminante.
Durante la investigación posterior, donde a Flynn le iba a caer la del pulpo por la multitud de actos ilegales que había cometido trabajando para potencias extranjeras sin registrarse como tal, el general aceptó declararse culpable de mentir al FBI en dos ocasiones a cambio de colaborar en la investigación sobre Rusia. El juez retrasó varias veces la sentencia, primero para permitir que Flynn declarara ante Muller, el fiscal especial del caso, y depués respondiendo a maniobras legales del condenado.
A finales del año pasado, con la investigación Muller terminada (y un informe increíblemente incriminatorio, por mucho que digan los republicanos lo contrario), los abogados de Flynn empezaron a hacer campaña para pedir un indulto a Trump, diciendo que Flynn había sido una víctima de una vasta conspiración del deep state y Obama para vengarse de él (léase: toda la sección anterior). La semana pasada, en un acto sin precedentes, el departamento de justicia retiró la acusación contra Flynn, diciendo poco menos que las dos veces en que se había declarado culpable fue bajo coacción y abuso de poder.
La opinión casi unánime de los expertos es que este argumento es ridículo, y que lo que está haciendo Bob Barr, el fiscal general, es intentar indultar a Flynn por otros medios en una continuación de sus esfuerzos para proteger al presidente. Exagentes del FBI han dejado claro que los argumentos para retirar los cargos son absurdos. El juez del caso ha dicho abiertamente que cree que la fiscalía no está haciendo su trabajo y ha cambiado de criterio por motivos políticos, así que ha nombrado a un exjuez y exfiscal independiente para que se oponga.
Por supuesto, en Fox News y aldeas asociadas la historia se está contando de manera ligeramente distinta. Para Hannity y sus mariachis, las acciones del fiscal general nombrado por Trump demuestran que todo Obamagate es 100% cierto, y que ahora sí, el departamento de justicia va a investigar a fondo la vasta conspiración dirigida por Obama para hacer que FNORD… bueno, todo lo de arriba, que no voy a repetirme.
Y esto es lo que Trump está aplaudiendo en Twitter y discutiendo en ruedas de prensa.
¿Y esto qué consecuencias tiene?
Políticamente, casi ninguna. He tenido que escribir más de 1000 palabras para daros una idea sobre de qué narices hablaba Trump, así que os podéis imaginar qué va a entender el votante mediano en este país, y más durante una pandemia. Los medios generalistas o se han mofado del tema o básicamente lo han dado por imposible, una salida de tono más de Trump. Toda esta basura conspiranoica es, como casi todo lo que dice Trump, un mensaje para sus bases, sólo entendible por iniciados y gente que ve Fox News más de la cuenta.
Institucionalmente, la maniobra para “salvar” a Flynn sería un escándalo colosal en cualquier planeta civilizado, pero en la administración Trump es simplemente otro viernes más. Otro acto inaudito más en la lista. Es imposible llevar la cuenta a estas alturas.
Bolas extra:
¿Os acordáis de las elecciones a jueces del supremo en Wisconsin? Adivinad qué tribunal ha declarado ilegales las órdenes de confinamiento del estado. El gobernador es demócrata; los jueces, republicanos.
En Texas, tipos jugando a milicianos armados hasta los dientes protegen negocios que permanecen abiertos vulnerando órdenes de confinamiento. Muy normal todo.
La US Navy ha hecho públicos varios informes sobre avistamientos de OVNIs y todo el mundo está pasando del tema.
Repito, el gobierno de los Estados Unidos ha admitido la existencia de OVNIs, la verdad está ahí fuera FNORD, y esto es la quinta FNORD que enlazo hoy, y todo dios está pasando del FNORD. Este 2020 es… ugh.