Este pasado verano el gobernador de California, Gavin Newson, firmaba la Fast Food Accountability and Standards (FAST) Act, un ambiciosa ley dirigida a cambiar cómo funcionan los restaurantes de comida rápida en el estado.
La ley tiene como objetivo mejorar las condiciones laborales de los más de 500.000 empleados en restaurantes de comida rápida de California. Los fast food pagan mal y tratan a sus trabajadores aún peor, pagando el salario mínimo o unas migajas por encima a una mano de obra que es casi siempre negra o hispana (80%) y femenina (65%).
Son la clase de empleadores que tienen a casi toda la plantilla a tiempo parcial para no tener que pagarles el seguro médico, con horarios erráticos e inestables que les impiden ni siquiera saber lo que van a ganar. Son, además, furibundamente antisindicatos, y cualquier trabajador que ni siquiera insinúe que quizás sea el momento de organizar uno, suele ser despedido de inmediato.
Sindicar McDonald’s
Como he explicado alguna vez, sindicarse en Estados Unidos es increíblemente complicado. En este país no existen comités de empresa; cada lugar de trabajo debe montar un sindicato por separado, sin poder hacer nada a nivel estatal o nacional. En una cadena de restaurantes como McDonald’s, con 13.438 desperdigados por todo el país, eso exige tener que organizar una votación (un proceso ya de por sí complicado) uno a uno, haciendo todos los trámites, campaña y papeleo por separado. Los propietarios de cada franquicia, por supuesto, hacen todo lo posible por evitarlo, y McDonald’s, como empresa, tiene departamentos enteros dedicados a luchar contra cualquier infiltración sindical.
Los trabajadores que se movilizan suelen ver cómo les reducen las horas, les imponen turnos demenciales, y son disciplinados con dureza por cualquier error hasta que se rinden o pueden despedirles por otro motivo. En teoría, es ilegal despedir a un trabajador por intentar sindicarse. A la práctica, McDonald’s tiene mucho más dinero y abogados que cualquier empleado o sindicato, así que litigarán todo hasta que se harten.
Una alternativa legal
Tras años de estrellarse intentando organizar a trabajadores, los sindicatos en California decidieron cambiar de estrategia. La legislación sobre formar bargaining units (“unidades de negociación”, es decir, sindicatos) es federal, así que no pueden hacer nada en esa dirección. California, sin embargo, puede legislar sobre condiciones y reglamentos laborales (el salario mínimo varía de un estado a otro, recordad), así que quizás lo que pueden hacer es legislar algo que dé a los trabajadores más derechos.
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