Uno de los objetivos que siempre he tenido con este boletín es intentar hacer que Estados Unidos sea un poco más comprensible. Este es un país singularmente complicado, mucho más diverso, variado, y lleno de matices de lo que parece a primera vista. Es un lugar enorme, casi inabarcable, así que cualquier descripción siempre se va a quedar algo corta.
Un lugar familiar
Parte del problema, me temo, es que este es un país que no importa de dónde sea, siempre parece familiar. La primera vez que viajas a Nueva York (o Chicago, o Washington…) es casi imposible no tener la sensación de que ya “has estado” ahí antes. La cultura americana es tan abrumadora, tan dominante, que todo el mundo tiene referencias muy claras sobre su geografía, sus calles, sus rutinas. No hay otro país en el mundo que tengamos la sensación de “conocer” tanto antes de visitarlo.
Mucha de esa familiaridad, por cierto, es real; todas esas series, películas, libros, cómics y discos que os habéis tragado tienen mucho de lo que es Estados Unidos. Es muy probable que sepáis y conozcáis más de este dicho país que de Francia, Portugal o Italia, o incluso de un comunidad autónoma al azar española. Y este es un sitio tan grande que es posible que sepáis más sobre algún aspecto de este país que muchos nativos, a poco que estéis medio obsesionados con algún lugar, autor, o época.
La crisis que no cesa
Para quien sigue Estados Unidos desde lejos, los últimos años han sido un espectáculo inquietante, cuando no esperpéntico. El país se metió en una guerra inexplicable en Oriente Medio y fue incapaz de decidir qué hacer con otra en Afganistán, provocó una recesión mundial merced de una crisis financiaera tremebunda, tiene un sistema político cómicamente disfuncional, escogió un patán a la presidencia, y sufrió un golpe de estado hace apenas tres años. Es el país de los tiroteos, servicios públicos incompetentes, oligarcas controlando políticos, plutócratas, un tribunal supremo dominado por reaccionarios, un movimiento conservador enloquecido y un partido demócrata empecinado en no buscar soluciones a nada.
Esta es la imagen que sale en las noticias. Es la imagen de muchas películas, música y series. Es también la imagen que tienen muchos americanos de su propio país, francamente, y por eso hacen películas y series en esta dirección. Y no es del todo errónea, pero es incompleta.
Soluciones cercanas
Cuando intento explicar Estados Unidos, siempre me acuerdo de una idea que James Fallows (alguien que cito a menudo y que debéis leer) repite a menudo: China (y las dictaduras en general) parece un país sólido, eficaz e imparable si la miras de lejos, pero es mucho más torpe, frágil e incompetente cuando la miras de cerca. Estados Unidos parece un país frágil, torpe, e incapaz de hacer nada cuando lo miras de lejos, pero es mucho más resistente, vibrante, creativo y vital si lo miras de cerca.
Estados Unidos tiene muchos problemas, eso es indudable. Pero es un país que habla de sus problemas de manera incesante, en películas, series, novelas, etcétera, cosa que hace que parezca ser un desastre mucho mayor de lo que es realmente. También consigue, en algo que es uno de los mayores logros del capitalismo americano, hacer que las neurosis, obsesiones y trumas sean una de las principales exportaciones de este país de chiflados, algo de lo que no se habla nunca lo suficiente.
Cuando miras los cosas un poco más de cerca, las cosas cambian bastante. Primero, porque en el país de los problemas aparentemente intratables hay cosas que se van arreglando con tiempo y esfuerzo, a veces cuando nadie está mirando.
Hace un par de semanas hablaba por VP sobre cómo Estados Unidos, por ejemplo, ha reducido su nivel de pobreza infantil en más de un 57%. Tras años de hablar sobre desigualdades, hay muchas señales que parecen indicar que la miriada de pequeñas reformas y cambios a nivel federal y estatal están reduciéndola de forma substancial. Incluso alguna de mis frustraciones recurrentes, como transporte y vivienda, han pasado de ser cosas de las que se habla a temas sobre los que se legisla; no creo que veamos una ley decente en Connecticut este año, pero California, en los últimos 2-3 años, ha aprobado un montón de leyes dirigidas a arreglar el problema.
Los problemas se van solucionando, poco a poco. Tarde, mal y a rastras, sin duda, y casi siempre con reformas que son Frankesteins construidos a pedazos por lobistas, legisladores faltos de sueño y becarios, pero las cosas van cambiando. Y a menudo, estos cambios suceden en los rincones de la política que menos atención reciben: los estados, que aún con sus problemas y absurdidades, tienen sistemas políticos con ganas de trabajar, las ciudades, e incluso el congreso, cuando nadie está mirando.
Héroes de la democracia (local)
Estados Unidos es un país que tiene una energía, una vitalidad, y una voluntad de mejorarse a sí mismo pasmosa. Y al ser una sociedad abierta, una democracia casi excesiva con miles de centros de poder y políticos con ese entusiasmo inagotable de una Leslie Knope con exceso de cafeína, siempre se está moviendo hacia adelante en algún sitio. Torpemente, cutremente, y a medias, pero lo hace.
Lo repito de nuevo: la serie que mejor refleja la política de Estados Unidos es, y será siempre, Parks and Recreation.
Por supuesto, este es un lugar enorme, y por cada Pawnee con líderes voluntariosos y entusiastas hay también un Bridgeport, Yonkers, Baltimore o el estado entero de Mississippi, Florida, o Arkansas. Pero en un mundo en el que Texas (¡Texas!) está liderando la transición a energías renovables, parece claro que hay más en este país de lo que parece a primera vista.
Una tradición americana
Esta clase de cambios, por cierto, distan mucho de ser nuevos; es como Estados Unidos siempre ha funcionado.
Cuando miras atrás a prácticamente cualquier momento de la historia del país, una mirada superficial invariablemente te dará la impresión de que o bien están en crisis, o bien hay media docena de desastres potenciales apunto de estallar. Nunca debemos olvidar que hasta los años sesenta una región entera del país no era una democracia en absoluto (todo el sur bajo Jim Crow); la disfuncionalidad no es cosa nueva. Siempre hay un polvorín, un sistema político que parece encallado e incapaz, y cambios pequeños que van acumulándose hasta que se rompe la presa. El sistema se ha roto por completo una vez (1861), pero ha ido así, a trancas y barrancas, durante siglo y medio. Es feo, es torpe, pero es también increíblemente resistente.
Sí, este país es una casa de locos. Pero precisamente esa condición de semi- anarquía, el hecho de que sea una sociedad tan abierta, tan receptiva y tan diversa hace que sea mucho más fuerte de lo que parece.
Nota final
Vale la pena insistir que aunque Estados Unidos es un ejemplo extremo en este aspecto, las democracias son un sistema político tan eficaz por que comparten esta creatividad, este punto de locura. Es por eso que ganan guerras, vamos.
Y sí, estoy pensando en España, un país que es mucho más funcional y sensato de lo que parece.
Que opinion tiene sobre los Estados de la costa oeste como Oregón y Washington? Se habla mucho de California, pero estos Estados que refiero no tienen nada que envidiarle a este último.
Gracias sr Senserrich por este maravilloso artículo y también pienso que somos menos desastre de lo que muchas veces pensamos.