En la política americana, casi desde tiempos inmemoriales, siempre ha habido algún Kennedy. El primero en llegar a un cargo, Patrick Joseph Kennedy, fue un representante estatal en Massachusetts a finales del siglo XIX. No fue hasta Joseph P. Kennedy Sr., sin embargo, cuando la familia realmente se metió en política nacional de veras. Joe Kennedy ocupó una variedad de cargos en la administración Roosevelt en los años treinta, a pesar de tener una carrera como hombre negocios un tanto cuestionable. Varios errores políticos de calado (incluyendo ser medio nazi…) garantizaron que nunca podría hacer gran cosa en las urnas, así que hizo su objetivo personal hacer que uno de sus hijos fuera presidente.
Joseph P. Kennedy Jr., hijo mayor y su favorito, fue piloto en la segunda guerra mundial, pero murió durante la operación Afrodita, un proyecto secreto bastante demencial que salió espectacularmente mal. El segundo hermano, John Fitzgerald Kennedy (JFK) también sirvió en el frente, porque en esa época los hijos de los ricos se presentaban voluntarios para ir a la guerra1, y casi muere heroicamente en combate. Por fortuna para Joe, sobrevivió a la guerra y llegó a presidente. Robert F. Kennedy (RFK) y su hermano pequeño Edward M. Kennedy eran demasiado jóvenes y se perdieron la guerra, pero tuvieron carreras políticas igualmente ilustres (fiscal general, senador…). RFK probablemente hubiera llegado a presidente de no haber sido asesinado en 1968; Ted quizás también, si hubiera tenido mejor ojo político y no se hubiera presentado en unas primarias presidenciales estúpidas en 1980 contra Jimmy Carter.
Lo cierto es que, entre 1947 y el 2011, siempre hubo algún miembro de la familia Kennedy2 ocupando un cargo electo nacional, y habrían hecho el pleno hasta el 2021 de no ser por que Joe Kennedy III se esperó a cumplir 30 años antes de presentarse al congreso.
Manteniendo la tradición
Está claro que esta tradición de tener nepo babies miembros de esta augusta familia en servicio público no puede ser interrumpida a la ligera, así que este año tenemos otro Kennedy presentándose a unas elecciones. Concretamente, tenemos a Robert F. Kennedy Jr., hijo de RFK, que se está presentando a las primarias presidenciales demócratas contra Joe Biden.
Es un tipo peculiar.
Para empezar, dado que es un Kennedy, es alguien que tiene aficiones así muy de gente normal. Es un gran aficionado a la cetrería, y tiene varios halcones en sus propiedades. Le gusta irse al medio del monte a hacer expediciones en Kayak, y en sus años mozos se dedicó a montar expediciones a ríos inexplorados en América del Sur, incluyendo afluentes perdidos del Orinoco. Como buen hombre del pueblo, está casado con una actriz de Hollywood, Cheryl Hines. También dedica su tiempo al activismo y la defensa del medio ambiente, con cierto éxito.
El resto de opiniones políticas de RFK Jr, sin embargo son bastante más cuestionables. El hombre es un antivacunas furibundo, la clase de iluminado que ha escrito un libro de 480 páginas con el título “The Real Anthony Fauci: Bill Gates, Big Pharma, and the Global War on Democracy and Public Health”. Cualquier teoría de la conspiración sobre el tema que hayáis escuchado, es más que probable que RFK Jr. haya tenido un papel en extenderla. Por supuesto, también cree que el COVID-19 es un montaje de Bill Gates, y cree que el virus del SIDA es un invento de Fauci. También ha tomado partido por Rusia en la guerra de Ucrania y dice que la invasión fue culpa de Estados Unidos; siguiendo la gloriosa tradición de su abuelo, es aislacionista en estas cosas.
Y por supuesto, es alguien también que se cree un montón de teorías de la conspiración sobre el asesinato de su tío (JFK) y su padre, pero esto es casi comprensible3.
Candidato presidencial
Ahora RFK Jr. quiere recuperar la tradición familiar de su tío Ted de perder las primarias contra presidentes de su propio partido, y anda por Estados Unidos haciendo campaña, dando entrevistas, y en general montando numeritos para atraer la atención. Algunos dicen que puede ser un problema para Biden, la voz del descontento, alguien que puede aglutinar el voto de esos demócratas hartos con el establishment y que quieren a alguien con más energía, más populista, más dinámico que el anciano presidente.
Empecemos por los datos, porque es lo más fácil de contar:
En el mejor sondeo para RFK Jr., a finales de mayo, tenía un 20% de apoyo, a 40 puntos de distancia del presidente. En sondeos más recientes, oscila entre 14-15, a unos 58-59 puntos de Biden. Estas cifras son un poco menos favorables que las de Obama el 2012, cuando “sólo” consiguió un 88% del voto en las primarias demócratas, pero aún quedan muchos meses hasta llegar a Iowa, así que quién sabe.
La campaña pro-JFK Jr.
A pesar de sus horribles expectativas electorales, hay un sector ruidoso y persistente del electorado que está obsesionado con RFK Jr., que por desgracia suele combinar el estar todo el santo día en Twitter, pagar por Twitter Blue, ser superfan de Musk, criptomonedas y demás, y estar fascinado por la masculinidad, teorías de la conspiración, superación personal, Jordan Peterson y demás señales de identidad del bro hiperconectado. Esa gente que va al gimnasio un poco demasiado, lee mucho sobre Esparta y no es ni de derechas ni de izquierdas, sino un librepensador, vamos. RFK Jr. les ha correspondido haciendo campaña y dando entrevistas a toda clase de personajes digamos fascista-curiosos tipo Joe Rogan.
Después tenemos ciertos grupos interesantes que están haciendo campaña a favor de RFK Jr., como un comité “independiente” de acción política llamado “Heal the Divide”. La mayoría de donantes de esta PAC son gente de la órbita de Trump, y sus empleados son gente que ha trabajado para luminarias como Marjorie Taylor Greene o George Santos. No en vano, RFK Jr. es un viejo conocido de Trump e intentó conseguir un trabajo (sobre vacunas) en su administración, pero el presidente llegó a la conclusión que estaba demasiado chiflado para darle un cargo. Fox News, por supuesto, está cubriendo su campaña con entusiasmo (faltaría), y gente como David Sacks (putinista, amigo de Musk, y republicano) está recaudando dinero para él.
El apoyo a RFK Jr., por tanto, es fruto de la intersección de tres grupos distintos. Por un lado, gente despistada que cree que es un Kennedy normal, no un chiflado. Después, tenemos un segundo grupo de conspiranoicos entusiastas, que los hay en todas partes. Finalmente, tenemos los bros de Silicon Valley y allegados, que le apoyan del mismo modo que siguen a Musk o eran fans de Ron Paul, simplemente para llevar la contraria. No son grupos grandes, pero sí lo suficiente visibles como para que cierta derecha les dé coba y hagan que RFK Jr. parezca más grande de lo que es realmente.
Quedan muchos meses para las primarias, y todo es posible en este país de locos, pero si Biden no es candidato el 2024, dudo mucho que ese sea el caso debido a que RFK Jr. ha ganado las primarias. Es un chiflado entretenido, pero no tiene opciones.
Bolas extra:
Voy a dejar este titular de The Onion del 2019 (¡!) sobre RFK Jr. aquí mismito:
La maldición de los Kennedy, por supuesto, es bien conocida.
El director de campaña de JFK Jr. es Dennis Kucinich, ex-alcalde de Cleveland, ex-candidato presidencial y alguien que está también la mar de chiflado y ha defendido a Trump repetidamente en Fox News.
A todo esto, un primo de RFK Jr., Edward M. Kennedy Jr. (hijo de Ted Kennedy) fue senador estatal en Connecticut cuatro años. Vive en el pueblo de al lado. Siempre tuve la sensación de que la política le aburría profundamente.
Hablando de Marjorie Taylor Greene, alguien se conectó accidentalmente al Wifi de su casa y ahora está convencida de que quieren asesinarla.
Hay toda una historia social que contar sobre la “nobleza obliga” de las élites americanas en esa época y su progresiva desaparición durante la guerra de Vietnam. La cantidad de hijos de político o multimillonario no ya que sirvieron sino que murieron en la guerra es impresionante. Y no es sólo hijos de ricos; hay múltiples actores y famosos que se alistaron también.
Nótese que el actual senador de Luisiana, John Kennedy, no es miembro del clan.
RFK Jr. tenía nueve años cuando su tío fue asesinado, y catorce cuando mataron a su padre. No tuvo una infancia normal en absoluto, vamos.
Yo es que creo que ese primer grupo del que hablas, los despistados que no saben que está chalado, es básicamente inexistente entre los que votan en las primarias demócratas. No creo que a estas alturas quede nadie que esté lo bastante implicado como para votar en esa primaria y al mismo tiempo no sepa quién es este tarado.