Tradicionalmente, el sistema judicial americano estaba basado en el principio de stare decisis, o respetar precedentes. Cuando un tribunal definía el significado de una ley o sentenciaba sobre un caso particular, la asunción es que aplicaciones subsecuentes del texto serían similares. El poder judicial no puede cambiar de criterio de un juez a otro; si queremos seguridad jurídica, los precedentes sólo pueden contradecirse en situaciones muy, muy, muy excepcionales.
Este año el tribunal supremo de los Estados Unidos ha decidido que esto de respetar precedentes es para pobres y gente que pierde elecciones tontamente. Repasemos, brevemente, los casos más importantes sobre los que ha sentenciado el tribunal durante esta sesión:
a. West Virginia v. EPA: el supremo ha decidido redefinir parcialmente el funcionamiento de las agencias regulatorias independientes creadas para el congreso para encargarse de temas especializados, en este caso, la agencia de protección ambiental. La sentencia es complicada, pero básicamente da a los tribunales la facultad de decidir si un cambio regulatorio es significativo o no, en vez de dejar que el congreso decida sobre la agencia que ha creado.
b. Oklahoma v. Castro Huerta: el supremo ha redefinido por completo qué tribunales tienen jurisdicción para juzgar no-indios que cometan delitos contra indios en territorios de soberanía tribal. El caso rompe con precedentes que se remontar a la primera legislatura del congreso, y debilita una (preciosa) sentencia del mismo tribunal de sólo hace dos años.
c. Kennedy v. Bremerton: en otra sentencia que redefine más de un siglo de interpretación constitucional, el supremo estableció que el entrenador del equipo de fútbol americano de un colegio público puede rezar (y pedir que su equipo rece con él) al acabar un partido, debilitando la larga tradición de separar iglesia y estado en el país.
d. Dobbs v. Jackson: sobre el aborto, rompiendo con cinco décadas de precedente.
e. New York State Rifle & Pistol Association v. Bruen: una sentencia que invalida como inconstitucional una ley estatal que llevaba en vigor más de un siglo.
f. Carson v. Mankin: otra sentencia sobre separación iglesia-estado, en este caso permitiendo que dinero público sea destinado a financiar colegios religiosos. La práctica había sido prohibida por ley hacía más de un siglo por todo el país, en parte por motivaciones anti- católicas.
g. National Federation of Independent Business v. Dept. of Labor: una sentencia que prohíbe al gobierno federal imponer regulaciones sobre vacunación o pruebas sobre infección a empresas privadas, rompiendo de nuevo con precedentes de la misma fundación del país.
Activismo judicial
El supremo, así por libre, este año ha redefinido la separación iglesia-estado, regulación medioambiental, todo el sistema de justicia en reservas indias, leyes sobre armas de fuego y aborto. En todos estos casos, pegando patadas entusiastas a su propia jurisprudencia. Si os gusta la seguridad jurídica, buena suerte, porque nada está a salvo.
Lo más grave, y pernicioso, es que todo esto no lo hagan respondiendo a leyes recientes. No estamos ante el caso de legisladores estatales o federales aprobando una ley extraña hace 2-3 años que acaba siendo derogada poco después. Las sentencias anteriores son una combinación de jueces “pescando” casos que iban contra leyes en vigor desde hacía décadas para cambiar su jurisprudencia, o respondiendo a leyes nuevas obviamente inconstitucionales bajo la doctrina existente para volarla por los aires. Esta clase de activismo judicial ha hecho que el supremo, y no el congreso o el presidente, controlen gran parte de la agenda política del país este año.
Esto sería alarmante si el supremo se dedicara a jugar a los bolos con la legislación que obsesiona a los cuatro cristofrikis del ala evangélica del GOP, pero el problema es que están dando señales de querer ir más allá. Esta semana han anunciado qué casos van a tomar en consideración a partir de otoño, y en la lista hay dos que pueden redefinir el sistema político de Estados Unidos casi por completo - destruyendo la democracia en el proceso.
Redefiniendo el sistema político desde los tribunales
El primer caso es Milligan v. Merrill, revisará la Voting Rights Act y las protecciones de esa ley para evitar que los legislativos estatales dibujen distritos electorales siguiendo criterios raciales para minimizar el poder de minorías. El supremo lleva años derogando artículos de esa ley de 1965 poquito a poquito, y hay mucho que temen que decidan volarla por los aires.
El segundo caso es mucho más peligroso, y exige explicar una teoría legal alocada que un sector considerable del movimiento conservador americano ha decidido adoptar.
La constitución americana regula las elecciones federales en dos misérrimos artículos, en ambos casos con un nivel de detalle más bien escaso. Tenemos, por un lado, el artículo primero, sección cuarta, la conocida como “elections clause”
The Times, Places and Manner of holding Elections for Senators and Representatives, shall be prescribed in each State by the Legislature thereof; but the Congress may at any time by Law make or alter such Regulations, except as to the Places of chusing Senators.
En negrita es la parte que tenéis que recordar; básicamente, la constitución dice que serán los legislativos estatales los que decidan cómo se regulan las elecciones, aunque el congreso puede alterar esa normativa.
La otra sección relevante es la “electors clause”, un trocito del artículo segundo, sección primera:
Each State shall appoint, in such Manner as the Legislature thereof may direct, a Number of Electors.
Aquí dice que los estados enviarán una delegación de electores al colegio electoral para escoger presidente según la manera que así decida el legislativo estatal.
La interpretación tradicional de “state legislature” no ha variado desde los tiempos en que los tipos que redactaron la constitución escribieron las primeras leyes y constituciones estatales para definir cómo iban a votar en las elecciones presidenciales. Cualquier cosa que emane de una constitución estatal (tribunales, gobernador, secretarios del estado, comités para definir distritos electorales, lo que sea) así como las leyes aprobadas por el legislativo delegando o creando poderes en este campo se considera como “state legislature”, y punto. Un montón de los padres fundadores eran políticos estatales, y fue así como implementaron los artículos de la constitución. El precedente parece bastante obvio.
Jugando con la democracia
Para un puñado de frikis y académicos, sin embargo, la interpretación de esos artículos debe ser mucho más específica. Según su teoría, cuando dicen “state legislature” se refiere única y exclusivamente a los tipos que se sientan en la cámara de representantes y senado estatal. Estos son los únicos que pueden decidir sobre cómo regular elecciones, y los únicos que tienen poder final para decidir dónde van los votos en unas elecciones presidenciales.
Esto es, si un candidato demócrata gana en un estado, pero el legislativo estatal está controlado por republicanos, los legisladores pueden decidir que los votos del colegio electoral irán al candidato del GOP y punto. Porque tienen el poder constitucional para ello.
El caso que el supremo va a estudiar, Moore v. Harper, es una disputa entre el tribunal supremo de Carolina del Norte y el legislativo del mismo estado. El tribunal estatal invalidó el mapa de distritos electorales dibujado por los legisladores ya que violaba la constitución estatal; los legisladores han respondido que los tribunales no tienen jurisdicción sobre el tema, ya que el poder del legislativo en procesos electorales es absoluto.
Recordad ahora esa vieja tradición americana del gerrymandering, o dibujar distritos electorales a medida para asegurar mayorías legislativas incluso cuando pierdes las elecciones. Recordad también cómo el supremo lleva años eliminando protecciones legales (la Voting Rights Act) para limitar el alcance de esta práctica, haciendo que las elecciones sean cada vez menos competitivas en muchos estados. Recordad finalmente que, debido a la distribución geográfica de los votantes de ambos partidos, los republicanos están sistemáticamente sobrerrepresentados en el senado y en muchos legislativos estatales.
Si el supremo decide abrazar la “independent state legislature theory”, que es como se llama este invento en cuestión, es muy, muy probable que las elecciones presidenciales dejaran de ser democráticas por completo - y las elecciones al congreso acaben siendo igual de disfuncionales poco después.
Stare decisis
Algunos observadores han señalado que es posible que el tribunal haya cogido este caso para enviar este invento de ultras reaccionarios a la basura definitivamente. Hay dos jueces conservadores que parece que se oponen a la idea. Muchos de esos mismos observadores también decían que tres de los jueces conservadores habían dicho que Roe v. Wade era un precedente firme y que creían en eso del stare decisis, y mira con qué cara nos hemos quedado todos.
En fin, muy divertido todo.
Bolas extra
El lenguaje de “indios” y “reservas indias” es un tanto anticuado, pero es así como está la legislación escrita en este país.
Muy bueno esto de Fallows - un país con suerte, pero que quizás se le esté acabando.
Este titular dice todo sobre el centrismo estúpido de los medios de comunicación americanos: “Partidarios de la democracia alarmados después de que el supremo coja el caso sobre elecciones”. Porque en esto de democracia, hay dos bandos, los que están a favor, alarmados, y los que están en contra, que son igual de respetables.
El artículo pone sobre el tapete la “bondad” de los sistemas jurídicos basados en el “Common Law”. Confieso que siempre había pensado en que tenían ventajas sobre los sistemas de “Civil Law” ya que permitían a los jueces corregir problemas con mayor facilidad.
El problema es que en el Common Law es absolutamente necesario que todos los actores del sistema actúen con absoluta honestidad. En cambio en el Civil Law (prácticamente toda Europa salvo Gran bretaña) la configuración de la estructura, al basarse en las leyes (formales), impide la arbitrariedad.
Esta arbitrariedad se produce (en “Common Law) en el momento en que hay jueces que extienden el concepto de “espíritu de la ley” más allá de lo razonable. Entiendo que, en este momento, esta extensión irrazonable se está dando en USA. Los jueces están interpretando la juridicidad tal y como lo haría “un padre fundador”. Es decir, aplicando criterios (ideologías y creencias) que podría tener un “hombre blanco en el siglo XVIII”.
En definitiva, creo que se trata de un ataque en toda regla a la República.
Como siempre, este artículo da en el clavo.