Esa gráfica sobre la pandemia
La Casa Blanca da una estimación terrorífica sobre el coronavirus en Estados Unidos
Las ruedas de prensa diarias de Donald Trump sobre la pandemia de coronavirus son un espectáculo extraño. Trump rara vez dice nada nuevo o relevante sobre la crisis y casi nunca anuncia nada importante. Miente tanto como habla.
Han pasado dos semanas desde que administración finalmente descubrió que tener una epidemia incontrolada matando gente por todo el país quizás podría convertirse en un problema político (no, no bromeo) pero el gobierno federal apenas ha tomado medidas sustantivas para reducir su alcance. El gobierno federal no ha hecho mucho más que trollear el mercado de equipos sanitarios (para desesperación de muchos gobernadores), gritarle a General Motors y Ford para que fabricaran ventiladores (después de ignorar el problema durante tres meses) y soltar alguna recomendación ocasional. Las pocas veces que Trump ha anunciado algo concreto, como su esperpéntica idea de declarar una cuarentena para Nueva York, Connecticut y Nueva Jersey, su administración ha acabado contradiciéndole.
El martes, sin embargo, la cosa fue distinta. Trump presentó esta gráfica:
Esta es la estimación de la Casa Blanca sobre la pandemia en Estados Unidos. Dice que, en el mejor de los casos, en Estados Unidos morirán entre 100.000 y 240.000 personas este año debido al coronavirus.
Es un número aterrador, incluso para un país tan grande como Estados Unidos. La cifra optimista equivaldría a 14.285 muertes en España; la cifra pesimista a 34.285. Si miramos la evolución de las cifras españolas e italianas, la Casa Blanca estima que Estados Unidos tendrá en el mejor de los casos una crisis sanitaria mucho menos severa que Italia o España (como señalan en El País, es posible que España esté por encima de 25.000 muertes de aquí dos semanas). En el extremo pesimista se colocarían cerca de donde acabaremos nosotros.
No soy epidemiólogo, así que no tengo ni idea si la estimación que ha presentado Trump es correcta o no. Algunos comentaristas insinuaban hoy que es posible que el presidente esté haciendo un truco de vendedor de coches usados dando una horquilla de escenarios posibles aterradora y poniéndose una medalla en verano cuando las muertes sean “sólo” 120.000 personas.
Mi intuición es que predecir nada en Estados Unidos sobre esta pandemia es mucho más complicado que en Europa dado que aquí no hay una política común ante estas crisis. Como he comentado varias veces, cada estado, condado e incluso municipio ha hecho la guerra por su cuenta, cerrando cosas según su propio calendario.
Hay lugares, como en Seattle o San Francisco, donde establecieron medidas muy estrictas de control muy temprano y el número de casos y muertes ha caído en picado. Por el contrario hay estados donde aún no han se han decretado confinamientos a pesar de tener miles de casos (Florida lleva 6741, y el gobernador sigue sin hacerlo; en Texas tienen 3.343). Dentro de Florida y Texas, sin embargo, hay condados donde sí ha cerrado absolutamente todo (habitualmente las zonas urbanas gobernadas por demócratas), otras donde no ha sucedido.
Las medidas de confinamiento, además, son de todos los colores. Si ponemos las cuarentenas en una escala que van desde “España ahora mismo” a “verbena vacacional”, la mayor parte del país estaba mucho más cerca de lo segundo que de lo primero hasta hace dos o tres días. Incluso hoy, con 3.834 muertos (y con esa cuenta aumentando casi un 30% cada día) hay muchísimas jurisdicciones donde siguen sin cerrar apenas nada. Dios sabe cómo deben estar cambiando las cifras de contagio en muchos estados, y cómo la variedad de decisiones locales afectan a la velocidad de transmisión.
Para empeorar más las cosas, tras un par de semanas en las que los Estados Unidos se había puesto serio haciendo pruebas a decenas de miles de personas cada día para detectar infecciones, el número de test ha caído en picado a nivel nacional. Los laboratorios privados que estaban llevando el peso de las pruebas están teniendo problemas de suministros. De forma más preocupante, del mismo modo que cada estado hace su guerra tomando medidas, también cada estado hace lo que puede con eso de detectar infecciones. Nueva York (comprensiblemente) están haciendo tests como posesos, pero en muchos otros estados ni se han molestado en hacer nada fuera de los infectados en hospitales.
Esto quiere decir que sabemos con relativa certeza cómo van las cosas en Nueva York (fatal - y el porcentaje de positivos, por cierto, es espantoso) o Washington (bien), pero no tenemos ni puñetera idea sobre qué sucede en Arkansas, Idaho, Mississippi o (gasp) Florida, donde tardan dos semanas en darte el resultado de tu test. En algunos casos esta falta de pruebas es porque no hay demasiada gente con síntomas, pero en otras es porque tienen gobernadores que pasan de todo.
¿Es posible que ninguno de estos estados donde han puesto restricciones hace un par de días y no han hecho pruebas a casi nadie tenga un foco de coronavirus? Si es posible. ¿Es probable? Obviamente, no. Dios sabe qué nos vamos a encontrar.
De momento, la curva dichosa de evolución de muertes diarias para todo el país es prácticamente vertical, con el número de defunciones duplicándose casi cada cuatro días y sin dar señal alguna de frenar. Las cifras en Nueva York son aún peores (el único sitio en el mundo con una curva peor que Cataluña y Madrid) con las muertes duplicándose en menos de tres días. Aunque las cifras de ingresos en hospitales de Nueva York indica mejora a medio plazo, el espantoso porcentaje de positivos en los test y la saturación del servicio de ambulancias no invitan al optimismo.
Dicho en otras palabras: es posible que Estados Unidos “sólo” acabe teniendo una catástrofe de una magnitud parecida a la italiana. Es también perfectamente posible que acabe siendo muchísimo peor.
Bola extra:
Trump y su equipo parecen no tener ni idea de lo que sucede en medio país, por cierto - especialmente al hablar de hacer pruebas de infección.
Aprovechando que tenemos una epidemia, Trump está intentando relajar normas anti-contaminación de la era Obama. La más importante, una para reducir emisiones en vehículos.
Hay un portaviones nuclear americano con un foco de coronavirus en Guam. Su capitán está desesperado.
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Para la siguiente newsletter, si hay tiempo, queda hablar sobre la estructura (o más bien, falta de esta) del delirante sistema de salud de Estados Unidos, y lo que un hipotético paciente de coronavirus puede encontrarse con y sin seguro médico.