Primary Colors (IV): una pregunta sencilla
Cosas que deben explicar los candidatos y malos sondeos para... ¿Trump!
La política en Estados Unidos es un negocio bastante personalista. Como he explicado alguna vez, este es un país donde los candidatos trabajan casi en solitario, sin apoyo alguno desde el partido. Toda persona que intenta ganar unas elecciones es alguien que va casi completamente por libre, un emprendedor de la política.
Este personalismo se hace aún más pronunciado debido al férreo bipartidismo, por un lado, y a la sobreabundancia de elecciones en distritos uninominales que se deciden por mayoría simple. En las urnas, casi nunca estás decidiendo sobre partidos y programas en abstracto, sino literalmente entre candidato A y candidato B. Quien saque más votos gana, y no hay más. Estás escogiendo o bien entre dos personas (en las generales) o bien entre una lista corta de individuos.
Cualquier candidato en Estados Unidos, por tanto, tiene que ser capaz, en unas elecciones, de responder una pregunta muy sencilla: “¿por qué debo elegirte a ti en vez del otro candidato?”.
Malas respuestas
Esto tan simple, sencillo y obvio es algo que parece que se les escapa por completo a todos los candidatos republicanos que no se llaman Donald Trump en estas primarias, hasta el punto que es noticia cuando un votante en Iowa le hizo esa pregunta a DeSantis hace un par de días.
Esta fue su respuesta:
“Well, I think a few things. One is, I think I’m much more likely to actually get elected, which is very important. I could serve two terms. He’d be a lame duck on Day 1 even if he could get elected. I have a track record of appointing really good people to office. I think he appointed a lot of duds to office, and it really hurt his ability to get his agenda done. I also think I’m more likely to follow through on doing what I said I would do. You look in Florida, everything I promised, I did. I never made a promise that I didn’t follow through on, and that’s just how I am. I am not going to sit there and tell you something that you want to hear to try to get your vote, and then get in and just forget that it ever happened.”
Vale la pena repasarla con un poco de detalle, porque explica bien por qué DeSantis (y el resto de candidatos) parecen ser tan incapaces de derrotar a Trump. El gobernador de Florida lista los siguientes argumentos:
“Es más probable que sea elegido” es un buen argumento. El problema es que no lo desarrolla en absoluto.
“Puedo servir dos mandatos” es un argumento bastante absurdo.
“Trump nombró muchos patanes en su gobierno” es cierto, pero es un argumento de procedimiento, no algo que excite a nadie.
“En Florida he sido muy efectivo” quizás sería válido si la agenda de DeSantis fuera famosamente popular (no lo es) o Trump fuera visto como un mal presidente por las bases del GOP (lo ven como el mejor presidente de la historia reciente)
No está de más recordar que Trump es alguien acusado de cometer 91 delitos y que tiene cuatro juicios penales pendientes en cuatro jurisdicciones. Tampoco es un detalle a obviar que el hombre cometió un golpe de estado y que es radioactivo entre el electorado en general. El expresidente se va pasar, con suerte, meses sentado en el banquillo de los acusados durante toda la campaña de las presidenciales. DeSantis es incapaz de ni siquiera recordar eso en su respuesta.
De forma más cargante, ni siquiera se atreve a recordar algo obvio: Trump perdió el 2020 contra el mismo tipo que será su rival el 2024. Trump hizo que el GOP perdiera el congreso y el senado. El hombre es un lastre.
Trump es vulnerable
Hace unos días señalaba que, tras cuatro imputaciones, en los sondeos uno podía ver, en las esquinitas, señales difusas de que quizás Trump era vulnerable. Dos sondeos publicados estos últimos días refuerzan esta impresión, y dejan más o menos claro que si el resto del partido se anima a utilizar el argumento obvio contra Trump (“este señor perdió el 2020 y quizás acabe en la cárcel el año que viene”) pueden hacerle daño.
El primer sondeo es de YouGov, con una muestra grande de votantes (1665) y entrevistas hechas después de su cuarta imputación en Georgia, esta vez por ser el líder de una organización criminal que quería invalidar las elecciones en este estado. En el sondeo, cuando preguntan a los votantes republicanos quién es su candidato favorito en las primarias Trump es escogido por un 52% de los votantes. A la pregunta de “si Trump fuera condenado de un delito", a quién votarías”, su apoyo cae diecisiete puntos, al 35%.
El problema para DeSantis es que en la primera pregunta, Trump le saca 40 puntos (52-12); en la segunda “sólo” 15 (35-20). Porque DeSantis, como el resto de candidatos del GOP, ha sido incapaz de explicar a los votantes por qué es una alternativa a Trump en nada. No sólo eso; en el debate presidencial de la semana pasada, todos los candidatos (excepto Christie y Asa Hutchinson) dijeron que le apoyarían, sin ganara las primarias, incluso si es condenado.
El sondeo, además, es espantoso para Trump fuera del electorado republicano. Sólo un 27% de los votantes creen que no debería haber juicios criminales contra él; menos de un tercio creen que no debe ser condenado.
El segundo sondeo de de Ipsos para Politico, publicado este fin de semana. Para empezar un 61% de votantes quieren que Trump sea juzgado antes de las elecciones, algo que los abogados del expresidente están intentando evitar desesperadamente. Aunque el porcentaje de encuestados que creen que es culpable parece pequeño (“sólo” un 51%) el de personas que creen que es inocente es minúsculo (26%). Trump tiene un techo electoral bajísimo, y un suelo cerca del sótano. El argumento trumpiano contra los juicios es que son un abuso de poder partidista contra su persona, y que lo que hacía no era delito; sólo un 20% de votantes creen que eso es cierto.
Por descontado, detrás de estas cifras se esconden diferencias partidistas profundas. Un 64% de republicanos, sin ir más lejos, creen que Trump es inocente:
La cuestión es que esta creencia del electorado republicano no es un accidente, sino el resultado de la estulticia del propio partido. Una de las cosas que nunca se repiten lo suficiente es que una parte muy importante del proceso de formación de opinión de los votantes consiste en escuchar qué dicen los políticos de los que se fían y copiar muchos de sus argumentos. Los republicanos llevan tres años defendiendo casi en bloque a Trump, así que los votantes del GOP básicamente sólo han recibido la señal por parte de sus líderes de que Trump es estupendo.
Mi esperanza era que, durante las primarias, el resto de candidatos que están intentando derrotarle tuvieran un incentivo claro para cambiar esta actitud y atacar a su rival en las urnas, pero por ahora nada, nada, nada en absoluto. Aparte de Chris Christie (que es increíblemente impopular dentro del partido por otros motivos) y Asa Hutchinson (que es casi desconocido) nadie le ha alzado la voz. Sólo Mike Pence ha empezado a recalcar que la insurrección del seis de enero fue un intento de subvertir la constitución últimamente, y para ello hizo falta de que Trump intentara matarle.
La batalla post-debate
Tras el debate escribí que la parte más importante de estos espectáculos es lo que sucede después, es decir, la reacción mediática y cobertura de segunda mano que verán la mayoría votantes, por mucho que el evento principal tuviera una audiencia considerable.
Aunque (obviamente) no he visto ni leído todo lo que se ha publicado post-debate, creo que algunas de mis impresiones entonces fueron más o menos correctas, pero no todas. Mike Pence ha recibido algo de buena prensa, pero la mayoría de comentaristas no parecen compartir mi impresión de que salió reforzado. Entre los candidatos “normales” la que se ha llevado más aplausos y reconocimiento es Nikki Haley, alguien que me gustó bastante y puse segunda, detrás de Pence. El problema para ambos, claro está, es que siguen donde estaban en los sondeos, rondando el 4% del voto.
De quien se ha hablado mucho estos días es de Vivek Ramaswamy. Hay cierto consenso en que dominó el debate; donde no lo hay es si eso fue para bien o para mal. Mi sensación es que su actitud de tech bro cargante sería popular en ciertos sectores del GOP, y de momento ha subido 3-4 puntos en los sondeos, quitándole algo de apoyo a Trump. Mi segunda hipótesis es que tenía un techo bajo, y dado que es un candidato básicamente artificial que no se cree nada de lo que dice, no tiene ni idea de lo que está hablando y francamente irritante, su techo será bastante bajo. En cuanto empiece a ser entrevistado en medios e interrogado con algo más de rigor se pinchará el globo.
Esa era mi hipótesis sobre Ben Carlson el 2016 y acerté de pleno. También era mi hipótesis sobre Trump y bueno, no acerté.
Lo divertido de Vivek es que, aparte de ser un loco peligroso, es probablemente el único candidato en estas primarias que es realmente trumpista. Tiene la misma mentalidad, el mismo cuñadismo, los mismos ramalazos autoritarios y el mismo populismo económico de pega que el expresidente, y habla y se expresa usando su modelo de hombre gritón en tertulia de bar que está muy seguro de lo que dice. Ramaswamy no compite por el voto moderado del GOP, sino que está pescando furiosamente en el mismo pantano pestilente que Trump. Su pleitesía al ex-presidente es tal que parece que está más opositando a vicepresidente que intentando derrotarle, pero si eso le quita algo de votos a Trump en primarias quizás ayude un poco al resto, aunque sea accidentalmente.
No que le vaya a durar demasiado, porque no creo que sea alguien viable a medio plazo (mi convicción es que lo suyo es un globo) pero quizás sea divertido.
Sobre DeSantis y Tim Scott, por cierto, creo que mi impresión fue correcta; pasaron demasiado desapercibidos. Trump sigue siendo favorito, y dudo mucho que, sin un giro copernicano de la mayoría de élites y candidatos del GOP, sea posible derrotarle en estas primarias. Básicamente, porque ni lo están intentando.
Bola extra: otra canción
Hace un par de semana un tipo llamado Oliver Anthony colgó en YouTube una canción llamada “Rich Men North of Richmond”:
No es una mala canción, todo sea dicho; es ese country esencialista que cae en roots o folk. La letra es un poco confusa y pesada, pero habla de como “hombres ricos al norte de Richmond” (esto es, Washington) recaudan impuestos mientras los trabajadores como él básicamente comen mierda.
Los conservadores americanos inmediatamente se lanzaron a apoyar la canción, que se hizo viral y ha llegado a número uno. Los progresistas, mientras tanto, han señalado que las quejas de Anthony sobre gordos ociosos cobrando subsidios es quizás un pelín racista, pero que su indignación con los ricos no es en absoluto desencaminada. Ante esto, Fox News y el GOP se enamoraron aún más de la cancioncilla, e incluso la pusieron en el debate presidencial y preguntaron a los candidatos sobre ella.
Oliver Anthony, sin embargo, resulta que es un tipo bastante normal al que la fama le ha pillado por sorpresa, pero no es republicano ni de lejos. Es un americano del montón que está un poco harto de los dos partidos y que todo tenga que ser tan politizado. Él no quiere polémicas ni jaleo, quiere que todo el mundo se lleve bien, y que sólo pide que cambien las cosas. Su video de respuesta en YouTube es admirable porque es de una normalidad tremenda:
Es inusual, en Estados Unidos, que alguien no quiera meterse en el circo ni se aproveche de ello y no parezca un loco peligroso. Es un listón la mar de bajo, pero por una vez que sucede, es digno de elogio.
Otra bola extra:
Joe Wurzelebacher, el “Joe el fontanero” que se hizo brevemente famoso en las elecciones del 2008 por una conversación que tuvo con Obama sobre impuestos, murió hace unos días debido a un cáncer de páncreas. Tenía 49 años.
Se está mencionando mucho en redes sociales el 3er artículo de la 14 Enmienda, con el cual básicamente si Trump dió o incitó a un golpe de estado, no podría correr nuevamente para un cargo político y menos como Presidente.