El laberinto de la inmigración
El partido republicano se debate entre arreglar un problema o ganar elecciones
A mediados de diciembre, durante las tragicómicas batallas presupuestarias y peleas para escoger un nuevo Speaker, el sector montañés-trumpista del GOP se opuso a incluir la ayuda militar a Ucrania, amenazando con dinamitar las negociaciones. Eso hizo que la administración Biden decidiera que era preferible mantener el gobierno abierto y votar esa partida por separado. Para ello, tomaron la decisión de enviar una propuesta al Congreso que combinara 61.000 millones de dólares para Ucrania, 14.000 para Israel, y 14.000 para la frontera e inmigración, además de 22.000 millones para aliados de Estados Unidos en el Pacífico y algo de ayuda humanitaria a Gaza.
Explique la decisión aquí:
La teoría del equipo de Biden es que los republicanos no iban a votar en contra de apoyar militarmente a Israel o gastarse una millonada endureciendo controles fronterizos y restringiendo la entrada de inmigrantes desde México, así que ligar estas dos partidas a la ayuda militar ucraniana parecía un plan sensato.
La cosa ha salido regular.
Un invitado inesperado
En un principio, la intención de los demócratas era negociar una ley en el senado, donde necesita sesenta votos (diez de ellos republicanos) para ser aprobada. Una vez cerrado un acuerdo, y dado que controlan la agenda en la cámara alta, la sacarían adelante de inmediato y enviarían a la cámara de representantes. Aunque es probable que un grupo significativo dentro del GOP allí se opusiera al texto, el Speaker podría llevarla al pleno y sacarla adelante con votos demócratas.
Era un plan estupendo, hasta que se toparon con el partido republicano y su nula voluntad de gobernar. La cosa empezó a torcerse en el senado, donde los negociadores del GOP exigieron que, además de gastar dinero en la frontera, la ley incluyera reformas endureciendo los requisitos para pedir asilo, el origen de la enorme entrada de inmigrantes desde el 2016.1 Los demócratas, lejos de amendrentarse, lo vieron como una oportunidad de solucionar un problema político2 grave en un año de elecciones; la inmigración aparece como una de las principales preocupaciones de los votantes. Así que, entre las quejas y aullidos de la izquierda del partido, empezaron a redactar una ley que daría al presidente la autoridad de incluso cerrar la frontera si fuera necesario.
Las negociaciones se prolongaron pasadas las fiestas, pero a principios de año los senadores encargados de pactar la ley dieron señales de estar cerca de un acuerdo. Quedaban algunos flecos, como limitar la capacidad del ejecutivo a dar libertad condicional (parole) a grupos de inmigrantes pidiendo asilo3 y el presupuesto asignado a jueces y guardias fronterizos. Aunque el borrador no era público, todo apuntaba que el texto final sería extraordinariamente restrictivo, dándole a Biden la oportunidad de imponer medidas draconianas en la frontera en un año electoral.
Fue entonces cuando Donald Trump entró en escena. A mediados de enero se empezaron a filtrar rumores de que el expresidente había estado llamando a senadores amigos, pidiéndoles que se opusieran al acuerdo. No importaba lo duro o reaccionario que fuera; debían salir y decir que o bien que era insuficiente, o bien que la administración Biden ya tenía herramientas ahora para arreglar el problema en la frontera sur del país y que si aprobaban algo, seguirían sin aplicar la ley.
Un troll en el congreso
Será por torpeza, será por que alguien se largó de la lengua demasiado, pero las presiones de Trump acabaron llegando a oídos de Mitt Romney. El senador de Utah es alguien que realmente tiene ganas de solucionar el problema y además está un poco de vuelta de todo, así que fue de inmediato a la prensa a quejarse:
Traduzco:
“El expresidente Trump ha pedido a senadores que no quiere que solucionemos el problema en la frontera. Quiere culpar a Biden sobre la frontera. La idea de que alguien que quiere ser presidente diga por favor haced daño al país y así puedo culpar a mi oponente y sacar provecho político es algo extraordinario.”
Habitualmente cuando a un político le cazan intentando sabotear una ley sobre un tema que dice que le parece urgente para sacar un rédito político, eso basta para que este retroceda, y más cuando incluso el líder de su formación en la cámara alta confirma la historia y se queja abiertamente de sus injerencias.
¿Sabéis lo que viene ahora, verdad? El partido republicano no tiene nada de “normal”, y menos estos días.
Aunque el GOP tiene una mayoría exigua en la cámara de representantes y es muy probable que cualquier ley salida del senado sería aprobada con 300 votos a favor, la decisión de llevar algo al pleno está en manos del Speaker. Mike Johnson ha contemplado cómo su antecesor y un nutrido grupo de colegas suyos eran apuñalados políticamente por sus colegas más reaccionarios por ser insuficientemente psicótico / trumpista, y además es alguien que antes de llegar al cargo votó repetidas veces en contra de enviar ayuda militar a Ucrania.
Así que el buen hombre ha decidido oponerse a la ley, con la excusa de que Biden puede cerrar la frontera ya ahora si quisiera4, y que todo esto es un paripé. Sus declaraciones han sido recibidas con elogios por parte de Trump, que ha decidido que ya puestos a hacer ruido, ha apostado por oponerse abiertamente a la ley con el sofisticado argumento de que es “mala”5.
Volvemos, otra vez, a una de esas eternas paradojas de Estados Unidos, su extraño sistema político y la existencia de un hombre que prefiere ejercer de troll a arreglar nada: una ley que casi seguro sería aprobada por supermayorías en ambas cámaras corre el riesgo ahora mismo de no ser aprobada. Y no es una ley cualquiera, sino que busca solucionar lo que para uno de los partidos es el principal problema del país (inmigración) y que incluye las tres grandes prioridades de seguridad nacional de estos últimos años. Pero a Trump le importa un comino Ucrania (no olvidemos que les intentó extorsionar en su primer impeachment) y la frontera; lo que quiere es ganar las elecciones y que su partido le rinda pleitesía. Una ley fácil se convierte en un problema grave, otra vez.
Derrotando el cinismo
De momento, parece que los demócratas apostarán por llevar el acuerdo al pleno del senado esta semana (con suerte), y forzar una votación. Sólo necesitan una decena de republicanos (quizás algunos más, si algún progresista vota en contra), pero los senadores suelen ser gente bastante tozuda y menos propensa a rendirse al expresidente. James Lankford, el negociador republicano, y alguno de sus compañeros de partido han mencionado (con razón) que este acuerdo es mucho más restrictivo que cualquier cosa que podrían aprobar con Trump en la Casa Blanca, ya que los demócratas en minoría casi seguro bloquearían esta ley.
Si sale de la cámara alta y el Speaker quiere bloquearla, el abierto cinismo de Trump (y el hecho de que su propio partido es quien le ha criticado por ello) crea una oportunidad política para los demócratas. Biden podrá decir que él quiere arreglar el problema en la frontera, pero que Trump y el GOP han decidido bloquearlo. El problema es encontrar un mensaje que primero no refuerce la idea de que hay una crisis en la frontera, el mensaje central de la campaña de Trump, y segundo que enlace con el mensaje político de la Casa Blanca sobre el expresidente. Dan Pfeiffer tiene un artículo estupendo sobre el tema aquí:
La idea central no es acusarle de ser “blando” en inmigración, porque es algo que contradice su imagen y no será demasiado creíble. Lo que deben hacer es atacar su cinismo, sobre cómo antepone el beneficio personal a solucionar los problemas del país, incluso lo que dice que es urgente. Y la mejor manera de hacerlo es poner el micrófono delante a cualquier republicano que quiera hablar sobre ello.
Por fortuna, hay una candidata que tiene todos los incentivos del mundo para hacerlo, Nikki Haley. Falta saber si mantendrá este mensaje, pero esto es un buen principio.
No que Haley vaya a ganar las primarias con este mensaje, que conste (con este o con cualquier otro mensaje); Trump sigue siendo el favorito. Pero esta es una línea de ataque efectiva para ella, y estas críticas ponen presión sobre la cámara de representantes.
Notas y predicciones
Un par de notas finales. En condiciones normales, la inmigración es un tema que favorece a los republicanos y perjudica a los demócratas porque solía unificar a los primeros y dividir a los segundos. Es interesante ver como, en este caso, la atención informativa está centrada en las disputas internas en el GOP, algo muy inusual, y más durante la era Trump.
Mientras tanto, existe una maniobra parlamentaria para forzar una votación en la cámara de representantes llamada discharge petition (“petición de descargo”). Si una mayoría de legisladores firman una moción solicitando llevar una propuesta de ley al pleno, el Speaker debe respetarla. Esta clase de tácticas son muy poco habituales, ya que llevarle la contraria abiertamente al Speaker suele ser una forma la mar de rápida de suicidarte políticamente y/o ser asignado al subcomité de Filatelia, Numismática y Colombofilia. La cámara baja estos días es un poco el lejano oeste, sin embargo, así que quién sabe si eso acaba por ser una opción; los legisladores moderados casi seguro presionarán a Johnson para que lleve la ley al pleno.
¿Predicción? Sinceramente, no estoy seguro. Mi impresión es que el GOP en el fondo prefiere la ley que hacerle la pelota a Trump. El expresidente quiere ganar en noviembre, pero los legisladores se están jugando la reelección, y prefieren ir a las urnas habiendo aprobado algo que exponiéndose a ser criticados por arrodillarse ante Trump. El Speaker se debe a su grupo parlamentario, no al expresidente, y acabará llevando la ley al pleno.
Dicho esto, no me extrañaría nada que acaben bloqueándola, y con ello dejando a Ucrania (y Taiwán, e Israel) completamente a la estacada, a la espera de que intenten sacar esas ayudas más adelante, en otra ley menos polémica.
Si me preguntáis a quién beneficia todo esto políticamente, me remito a lo que escribía hace una temporada sobre la atención de los votantes. Todo esto es teatro, y casi nadie le está prestando atención por ahora.
Bolas extra:
Un “gracioso” envió a los SWAT al domicilio de Nikki Haley hace unas semanas.
Los suburbios como estafa piramidal.
Asaltando y robando trenes de mercancías en América.
A Trump le endosaron una indemnización de 83 millones de dólares en daños y prejuicios por difamar a una columnista a quien había violado. Sí, violado. Este señor va a ser candidato a presidente.
Como cada vez que le cae una multa así, vuelven los rumores sobre cómo Trump en realidad es menos rico de lo que dice ser.
Recordatorio de que podéis encargar el libro en vuestra librería favorita, tanto en papel como en e-book.
El sábado haré un chat sólo para subscritores para hablar sobre el contenido del libro, explicar un poco de qué va y hablar sobre la actualidad de la política americana estos días. Si queréis participar, ya sabéis:
Sí, este problema empieza durante la administración Trump. La pandemia hizo que las entradas disminuyeran el 2020-2021, pero la oleada actual precede a Biden.
Problema político, se entiende. La inmigración genera muchos más beneficios que problemas para la sociedad receptora, y más aún en Estados Unidos, un país que asimila a los recién llegados con una facilidad extraordinaria.
Por ejemplo, que Biden pudiera legalizar a todos los refugiados provenientes de Ucrania de forma automática.
No puede hacerlo, por descontado. Está aplicando medidas muy parecidas a las de Trump, y fue entonces cuando empezó el problema.
Trump entiende mejor que nadie que el 99% del electorado sólo verá el postureo y no escuchará los argumentos de nadie, así que pa qué perder el tiempo.
“El expresidente Trump ha pedido a senadores que no quiere que solucionemos el problema en la frontera. Quiere culpar a Biden sobre la frontera. La idea de que alguien que quiere ser presidente diga por favor haced daño al país y así puedo culpar a mi oponente y sacar provecho político es algo extraordinario.”
Será en USA porque esto lo está haciendo el PP desde tiempos de Aznar en la Unión Europea cuando gobierna el PSOE.
La verdad no cuenta. Sólo cuenta la versión transfigurada que Fox News explique a sus adeptos, aunque esa versión no tenga nada que ver con la verdad.