Al hablar de política en Estados Unidos siempre acabo por hablar, de forma inevitable, sobre Fox News y su influencia. Su poder en el debate político es totalmente desproporcionado en comparación a su audiencia; en primetime (de ocho a once de la noche) Fox tiene apenas 2,3 millones de espectadores de media. Son cifras mucho mayores que MSNBC (1,3 millones) o CNN (733.000), pero son una gota en el océano en un país con 332 millones de habitantes.
Del poder de Fox para marcar la agenda del GOP, sin embargo, ya he hablado otras veces. Hoy toca explicar algo más esotérico y menos conocido, el modelo de negocio de Fox News como empresa y los incentivos económicos que favorecen su radicalización.
Eso, y por qué CNN está en problemas.
Pagando por ver la tele
Para ver cualquiera de las tres cadenas de cable news en Estados Unidos, uno tiene que ser, necesariamente, suscriptor de un servicio de televisión de pago, sea terrestre (cable o fibra), satélite (Direct TV) o streaming (Sling, YouTube TV, Fubo, Hulu Live TV…).
En general (los servicios de streaming son un poco distintos) las cadenas de noticias forman parte de lo que llama el paquete básico, que incluye la señal de las afiliadas locales de las cadenas nacionales, unos cuantos canales generalistas con series (FX, USA…), algo de cocina y reformar casas (Cooking Network, HGTV) y cable news.
El coste mensual de uno de estos paquetes es un poco como un billete de aerolínea; no hay dos personas que paguen lo mismo. Entre descuentos, paquetes ligeramente distintos, variaciones geográficas dependiendo de cuántos competidores hay en una región (esto es, si sólo hay una compañía de cable, te tocará pagar más), impuestos, tasas y recargos aleatorios, la media suele estar entre los $40 y los $70 al mes, $100-120 si incluye internet y telefonía.
Sí, Estados Unidos es un lugar caro.
Pagando por canales
Las compañías de TV de pago, para ofrecer sus contenidos, pagan lo que se conoce como licencia o carriage fees (“tarifa de transporte”), básicamente una cuota que les da derecho a distribuir un canal. Esta tarifa se calcula por suscriptor; por cada persona que tenga ese canal en su menú de programas, la cadena recibe una cantidad determinada. Las tarifas son distintas según cada cadena, con contratos de varios años. La cifra exacta refleja lo atractivo que es ese canal en particular para atraer suscriptores.
La cifra exacta que pagan los proveedores de TV por cable por cada canal es un secreto muy bien guardado por todas las partes, aunque tenemos algunas estimaciones. Variety hace un par de años publicó un estudio detallado que incluye los ingresos por suscriptor de los principales canales, y las cifras son la mar de curiosas:
El canal más lucrativo es, de muy, muy lejos, ESPN, porque los deportes en directo es el principal motivo por el que la gente sigue contratando TV por cable estos días. Le sigue TNT (que aparte de series, tiene la NBA) y NFL Network (que sólo tiene un partido a la semana, pero a la gente le chifla el deporte). El número cuatro en la lista es Fox News.
¿Por qué? Básicamente porque esos dos millones y pico de personas que ven Fox News cada noche contratan TV por cable básicamente para ver Fox News, y no hay ningún proveedor que quiera perderse los $50-60 de suscripción de esa gente a cambio de pagar $1,72 por suscriptor para enchufarles el canal al resto.
Esto es: Fox News no depende de sus anunciantes para ganar dinero. Sus ingresos son, mayoritariamente, carriage fees; dinero que reciben de las empresas de cable por el mero hecho de formar parte del paquete. En tanto que la cadena consiga mantener la lealtad de una audiencia que paga por televisión sólo para ver Fox News, este dinero seguirá entrando.
Un negocio redondo
No hace falta ser un genio para darse cuenta de que esto crea un incentivo tremendo a los ejecutivos de Fox News para radicalizar su audiencia. Si Fox News puede ofrecer a los proveedores de TV de pago un grupo de consumidores que pagarán el paquete entero para tener su señal, podrán exigir carriage fees mayores. Eso también conlleva la ironía, como vemos en el gráfico arriba, que el ochenta por ciento de los suscriptores están pagando $1,72 al mes por un canal que no ven nunca, porque los intensitos que son superfans de Fox News realmente quieren Fox News.
Los otros dos canales de cable, por desgracia, no tienen esa suerte. CNN sigue siendo la cadena que los americanos se ponen cuando hay una catástrofe o tragedia nacional, así que incluirla siempre es atractivo, y aún pueden exigir un carriage fee más o menos digno, a pesar de sus patéticas cifras de audiencia. MSNBC no tiene esa suerte.
Cortando hilos
La televisión de pago en Estados Unidos, no obstante, es un negocio en decadencia. El surgimiento de las plataformas de streaming ha hecho que el número de americanos con TV de pago haya caído en picado en años recientes. En el 2013, más de cien millones de hogares pagaban por ver la tele (¡de un total de 120 millones!); en el 2020, menos de ochenta. Este año la cifra caerá por debajo de los setenta millones, y el ritmo de descenso no ha hecho más que aumentar.
Si eres Fox News, esta caída de suscriptores es un problema relativo. Los llamados cord-cutters (“corta hilos”, en jerga de la industria, aquellos que dejan de pagar TV por cable) suelen ser de media más jóvenes y progresistas, no la clase de televidentes que claman por tener Fox News. Lo de ver las noticias es (me temo), algo de personas mayores, y estas suelen ser conservadoras. MSNBC y CNN, mientras tanto, tienen una audiencia a la vez menos fanática, más progresista y más joven. La caída de suscriptores les ha hecho daño, y no pueden negociar, como hace Fox News, desde una posición de fuerza.
El resultado es que Fox News gana dinero a espuertas, mientras que sus dos competidores, aunque siguen con beneficios, sólo ganan una fracción de lo que gana el canal conservador - y la tendencia, con Trump fuera de la Casa Blanca, es que vaya a peor. Por algo estos días CNN está girando a la derecha; el modelo Fox News es increíblemente rentable.
Lucrativo, a pesar de todo
Esta no es una historia, sin embargo, sobre el final del periodismo y la tragedia de una CNN ahogada por las deudas. Fox News es una máquina de ganar dinero, sin duda (casi $2.000 millones de beneficio el 2020), pero CNN, en este año de crisis, despidos, y polémicas seguramente rozará los 1.000 millones sin problema, con MSNBC no demasiado lejos por detrás. Las tres redacciones suman unos 3.000 periodistas (Fox y CNN tienen un número similar de reporteros), y producen mucho, mucho, mucho contenido, e incluso a veces bueno.
Las noticias-como-entretenimiento son un negocio tremendo en Estados Unidos. Fox News ha conseguido construir un modelo increíblemente rentable, y además hacerlo de un modo que su mera existencia casi les genera ingresos de forma automática. Si no fueran culpables de destruir el partido republicano y la democracia tal como la conocemos, sería casi admirable.
La duda es si este modelo es estable a medio plazo, dada la lenta, gradual extinción de la TV de pago en el país. De momento CBS, ABC y NBC, aprovechando que tienen una redacción y unos servicios informativos decentes, han empezado a ofrecer canales en streaming gratuitos, mantenidos con publicidad. De momento no ganan demasiado dinero, pero aún es pronto para saber su impacto a medio plazo, especialmente si empiezan a ofrecer más programación en directo. Veremos.
Bolas extra:
Las mayores carriage fees, por cierto, se las llevan las networks generalistas - las cuatro cadenas que emiten en abierto, y que en teoría puede ver todo el mundo con una antena convencional. A la práctica, muchas emisoras locales tienen transmisores anémicos precisamente para hacer que la gente contrate TV por cable.
Algo implícito en todo este artículo es que la enorme escala de Estados Unidos permite hacer viables modelos de negocio que no funcionarían en otros sitios. Un canal con la misma audiencia que Fox News en proporción a la población de España tendría apenas 350.000 espectadores, algo que no permite sostener una redacción con cientos de periodistas.
Cosas que en Estados Unidos son normales y que si se hicieran en España lo veríamos como una locura: el viernes, para conmemorar el aniversario del 11-S, los alumnos del colegio de primaria de mi hija harán un desfile patriótico hasta el ayuntamiento con banderas y todo, en el “We Love America Day”. Que oye, que es su cultura y hay que respetarla, pero un poco raros son. Los chavales también recitan la Pledge of Allegiance cada mañana.
Trump resulta que sí tenía secretos nucleares tan secretos que sólo eran accesibles a un puñado de personas en Mar-A-Lago. Cualquier otro empleado del gobierno federal que se hubiera llevado esto a casa llevaría meses en la cárcel.
Un comisionado de un condado de Nuevo Méjico ha sido inhabilitado por haber participado en el asalto al Capitolio, en aplicación de la prohibición constitucional de que aquellos que hayan tomado parte en una insurrección ocupen un cargo público.
¿En serio tienes que recitar un juramento al entrar en clase?
Me parece demencial.
Muy interesante. Hace ya muchos años -pero muchos, ay- que me sorprendí al descubrir que el driver fundamental para la decisión de compra de periódicos no era la información en sí, ni una apertura de mente, digamos. Era, por encima de todo, el refuerzo de la opinión propia. La identificación, la afinidad, con el medio. La desaparición de los modelos de negocio tradicionales, la fragmentación, multiplicación de plataformas y digitalización de las audiencias y el 'descubrimiento' de que, sin ideas claras, el único remedio de mercado es la compactación a cualquier precio de una 'comunidad' leal e identificada que aporte una audiencia mínima viable -esa tan atractiva como 'peligrosa' comunidad- que llegue a estar incluso dispuesta a pagar. La cosa es que la de FOX es como bastante numerosa, glups. Me queda la curiosidad del papel de las generalistas como CBS, NBC o ABC, porque sus audiencias medias son bastante superiores. Y la fascinación por la materia prima real del modelo de negocio de esos medios, entre la ficción de resultar más relevante de lo que realmente son, la paradoja de la 'comunidad' y su precio para la información y la democracia, y las dificultades tremendas para los medios para crear valor de interés en este mundo 'digital' replicable y frenético. Muy interesante, lo dicho.